No
hubiera podido imaginar, en el año 1982, que la lectura del libro Campos de Castilla iba a completarse, en
2021, con una relectura igual de extasiada, igual de estremecida, igual de
fervorosa. Fue entonces un libro de poesía que deslumbró al joven destinado a
convertirse en jurista (así lo deseaba mi padre); y es ahora el remanso de lírica
que asalta, de nuevo, al maduro profesor de literatura que de forma equivocada
suponía que el volumen iba a resultarle “repetido”. Erré. El libro ha sido
nuevo, porque la Belleza siempre es nueva y porque la emoción, cuando se
esculpe con las palabras perfectas, “es siempre todavía” (para usar una fórmula
machadiana).
“Retrato”,
“La tierra de Alvargonzález”, “A un olmo seco”, “Poema de un día”, “La saeta”,
“Del pasado efímero”, “Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de don
Guido”, “A don Francisco Giner de los Ríos” o los “Proverbios y cantares” han
sonado en mi cabeza con la música indeleble que les imprimió el poeta sevillano
(alguno, además, con la música añadida de Joan Manuel Serrat), y su impronta se
ha enriquecido con docenas de versos sueltos en los que don Antonio convirtió
en mármol el frío de Castilla, el carácter de los españoles, el brillo
ilusionado de quien espera hablar a Dios algún día o la languidez que impregna
la triste constatación del carácter cainita de la raza. El tiempo, ese ácido
inmisericorde que tantas veces adelgaza, malhiere o conduce al osario las
lecturas que hicimos en la niñez o la juventud, nada ha podido contra los
versos machadianos. No ha sido capaz de erosionarlos o de apagar su brillo. No
se ha alzado victorioso. Lo cual me alegra, porque me demuestra que en la
sencillez de un hombre que mira en silencio los campos amarillentos de
Castilla, o que se lamenta con amargura por la pérdida del amor, o que aplaude
los libros hermosos que ha leído, puede encerrarse la condición de Clásico.
Antonio Machado, espléndido poeta, pertenece a la Eternidad.
3 comentarios:
Te entiendo perfectamente, Rubén. Me ha encantado eso que dices sobre que «la Belleza siempre es nueva y la emoción, cuando se esculpe con las palabras perfectas, “es siempre todavía”».
De paso también me ha gustado saber algo de tu trayectoria vital. Veo que ibas para jurista según los deseos familiares pero acabaste de profesor de literatura, ¿me equivoco? Pues los alumnos, esto es seguro, salieron ganando.
En cuanto a Machado... ¡¡un inmortal!! "Es siempre todavía"
Un abrazo
Un libro que disfruté de estudiante gracias a un profesor maravilloso que realizaba lecturas en clase, trabajos creativos...he de releerlo ya.
Besos.
Todavía les recito a mis nietos "A un olmo seco" después de tantos años. Que buen recordatorio resultan tus páginas! Muy agradecido.
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