Hay una modalidad de libros de cuentos que se ha cultivado con
cierta asiduidad y que goza de muchos seguidores: aquellos tomos cuyo autor
escoge un hilo, patrón o causa común, que transforma el volumen en una especie
de “todo orgánico”. Pueden ser historias desarrolladas en las diferentes
viviendas de un edificio, aventuras protagonizadas por habitantes del mismo
pueblo, relatos que giran alrededor de un cierto utensilio... En este caso, el
valenciano Vicente Muñoz Puelles se decanta por convertir las manzanas en eje fundamental
de todos los cuentos que recopila en este llamativo “Tratado de pomofilia” que
le publicó en el año 2002 Mario Muchnik.
Sin atreverme a decir que son brillantes (algunos flojean), sí
que considero que en líneas generales están bastante bien. Me han parecido unas
narraciones amenas, sostenidas con notable pulso y donde es posible encontrar
algunas pepitas de oro. En suma, interesantes historias de manzanas que se han
hecho famosas en el mundo de la pintura (Dalí, Picasso), en el universo de la
ciencia (Newton, Niepce), en los terrenos de la música (Rossini), en el ámbito
de la literatura (Joyce) y en otros territorios no menos suculentos.
Al lector o lectora le tocará descubrir de qué pintor famoso predica Muñoz Puelles esta frase: “No conoció alegrías ni triunfos, salvo las íntimas satisfacciones del trabajo”.
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