Antonio Marín Albalate. Caligrafía
de la nieve. Poemas breves, como copos. Poemas de blancura, porque blanca
es siempre la esperanza del amor. Poemas tristes, porque la espera a veces se
tiñe abruptamente de amargura. Poemas donde aletea un lenguaje recortado, finísimo
en su conceptismo, desnudo de oropeles, verdadero y erguido. Poemas como
suspiros, como pensamientos congelados, donde todo está dispuesto con
milimétrica precisión para emocionar desde la sencillez.
Leí este libro hace una década y quise releerlo más adelante,
para mejor sentir su frío, su agua, su levedad. Se complicó la vida y el
proyecto se fue dilatando, pero ya está aquí la hora. Los relojes siempre son
memoriosos.
Subrayo sus juegos verbales (“Asombro y sombra”, “Verte como
vértice”, “Hilo de hielo”, “almizcle en su mezcla”); trato de desentrañar los
enigmas íntimos (¿Isa, Ana, Eva?) que algunos versos me dibujan como reto
(“Digo las tres definitivas letras de tu nombre –consonante arropada por dos
vocales–”); me entristece la aforística declaración de melancolía que impregna
algunas líneas (“nieve negra lloro”).
Un libro que te va calando lentamente y te hace suyo.
Como la nieve.
1 comentario:
Irresistible, totalmente irresistible 😉💋
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