Nadie conoce con exactitud su origen, que se pierde entre la
niebla. Lo único que sobre sus primeros días se puede decir es que alguien lo
abandonó en una caja sobre el piano de un barco (el Virginian), y que la persona que tuvo la suerte de encontrarlo,
tras leer la nota que lo acompañaba (“T. D. Lemon”), lo bautizó con su propio
nombre, con el registro de la nota y con una palabra final que le pareció
sonora y distintiva. Así comenzó a vivir Danny Boodmann T. D. Lemon Novecento,
“el pianista más grande que ha tocado en el océano”. Porque, en efecto, el
chico desarrollará una asombrosa facilidad para convertir las teclas del piano
en instrumentos mágicos, de los que brota la Belleza. Y ese chico, para asombro
de todo el mundo, jamás abandona el barco. En él viaja, una y otra vez, de
Europa a América, sin bajarse a pisar tierra.
Convertido en el alma de la Atlantic Jazz Band, que ameniza el
largo viaje para todos los que utilizan el Virginian,
Novecento sigue siendo una persona silenciosa y reservada, que vive en su
propio mundo. En el verano de 1931, enterado de su virtuosismo y con ganas de
retarlo, sube a bordo el músico Jelly Roll Morton, que no tiene más remedio que
rendirse a la evidencia: Novecento toca más rápido que él… Pero la leyenda del
muchacho alcanzará su cénit cuando se informe sobre la decisión de hundir el
barco, ya muy viejo, en alta mar. Porque Danny Boodmann T. D. Lemon Novecento
ha decidido que tampoco en esta ocasión bajará del barco.
Dueño de una prosa encantadora y de un talento narrativo de primer orden, Alessandro Baricco vuelve a regalarnos una joya novelística, en la que lirismo, brevedad, silencios y emociones nos asaltan en cada página, en cada párrafo, en cada línea. Un auténtico maestro.
1 comentario:
Esta obra está inspirada en un célebre encuentro que tuvieron Chopin y Liszt; es dulce, amena y melancólica. Una belleza.
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