Dejamos
que nuestros ojos se adentren en la primera página de este libro de relatos
escrito por Verónica Martín (Caja Segovia, 2010) y notamos que el corazón se
nos acelera, porque estamos corriendo. Somos de pronto dos hermanos y, por
causas que resultaría demasiado complejo explicar, acabamos de cometer un
pequeño robo de droga. Parece que nos hubieran brotado alas en los pies, como
al dios Mercurio. Y de pronto, cuando los pulmones están a punto de
estallarnos, ocurre el desastre: un tren invisible surge a gran velocidad y
mata a uno de los fugitivos, siendo el otro detenido por la policía.
Más
adelante, caminaremos solos por la calle, con un océano de lágrimas en los ojos
y la garganta obturada: nos acaban de decir que padecemos una gravísima
enfermedad de la que tenemos pocas posibilidades de salir. Y cuando estamos a
punto de derrumbarnos aparece de pronto un vendedor ambulante que nos ofrece
una pulsera. Para conseguir que se la compremos nos dirá que esa pulsera tiene
la virtud de aliviar las tristezas de la gente que la porta. Y nos la colocamos
en la muñeca.
Son
solamente dos ejemplos de las bondades narrativas que este libro incorpora y
que alcanzan su culminación en el, quizá, mejor relato del volumen: el que le
da título. Allí conoceremos a la pequeña Aurora, una niña solitaria cuya madre
ejerce la prostitución y que es cuidada frecuentemente por su anciana vecina
Mimi. No les digo más.
Acérquense
a este libro. Creo que puede darles más de una alegría literaria.
1 comentario:
Me cuesta resistirme a un buen libro de relatos... así que no lo voy a hacer, me acerco, mucho 😂🥰💋
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