martes, 5 de noviembre de 2019

La idea es vivir cerca pero no encima




Es cierto que el paso de los años suele adherir a la auténtica voz lírica una gravedad admirable, que la hace profunda y magistral (en el sentido etimológico: nos enseña cosas que no habíamos observado por nosotros mismos, o que habíamos sido incapaces de formular de esta forma), pero cuánto bien le hacen a la poesía, de vez en cuando, los versos jóvenes, las miradas jóvenes, los timbres jóvenes. Le aportan (nos aportan a nosotros, que leemos) una dicción inaugural, una sorpresa de ángulos inéditos, un fluir de anotaciones que transmutan la realidad al modo de un calidoscopio y que nos inunda con su inesperada danza.
Puede observarse este fenómeno en el libro La idea es vivir cerca pero no encima, que la argentina Sofía de la Vega (San Miguel de Tucumán, 1993) acaba de ver publicado en el inquieto y refrescante sello Liliputienses. En sus páginas se nos ofrece un panorama asombroso de icebergs, vuelos en avión, hermanas rubias, mares con poderes curativos, chicos de rulos rojos y boca cerrada, abuelas que se fracturan piernas, muestras de arte contemporáneo, perras de quince años y collages de hombres nadando. Y se nos habla de la perplejidad que supone el paso del tiempo (“Nunca entendí por qué las cosas / que nos hacen bien de chicos son malas / de grandes. Es como si fuéramos / mini-personas y después macro-personas distintas”), de la extraña ralentización que nos provocan las certidumbres (“Todo se mueve más lento / desde que sabés lo que querés”), de la ansiedad indagatoria que impregna a la autora (“Siempre quise saber más / de los otros que de mí misma”), de la pátina de belleza idealizadora que recubre las emociones a distancia (“Los grandes afectos / se mantienen mejor a la distancia, lo sabemos, / recordando lo más lindo así, de cerca / vemos lo más feo”), de su opinión sobre el radicalismo (“Los fanáticos me parecen / la evolución negativa de la especie humana”) o sobre el aislamiento (“Desde chica estar rodeada por grupos / me da miedo”).
Un fascinante viaje por el corazón y por el cerebro de una poeta rabiosamente joven, llena de intuiciones y hallazgos líricos, que sorprende y embriaga.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Me encanta escuchar las nuevas voces de la poesía, creo que es algo muy necesario, no nos podemos quedar anclados en el pasado y el clasicismo no le hace ningún bien a la poesía.

Besitos 💋💋💋