Es cierto
que el paso de los años suele adherir a la auténtica voz lírica una gravedad
admirable, que la hace profunda y magistral (en el sentido etimológico: nos
enseña cosas que no habíamos observado por nosotros mismos, o que habíamos sido
incapaces de formular de esta forma), pero cuánto bien le hacen a la poesía, de
vez en cuando, los versos jóvenes, las miradas jóvenes, los timbres jóvenes. Le
aportan (nos aportan a nosotros, que leemos) una dicción inaugural, una
sorpresa de ángulos inéditos, un fluir de anotaciones que transmutan la
realidad al modo de un calidoscopio y que nos inunda con su inesperada danza.
Puede
observarse este fenómeno en el libro La
idea es vivir cerca pero no encima, que la argentina Sofía de la Vega (San
Miguel de Tucumán, 1993) acaba de ver publicado en el inquieto y refrescante
sello Liliputienses. En sus páginas se nos ofrece un panorama asombroso de
icebergs, vuelos en avión, hermanas rubias, mares con poderes curativos, chicos
de rulos rojos y boca cerrada, abuelas que se fracturan piernas, muestras de
arte contemporáneo, perras de quince años y collages de hombres nadando. Y se
nos habla de la perplejidad que supone el paso del tiempo (“Nunca entendí por
qué las cosas / que nos hacen bien de chicos son malas / de grandes. Es como si
fuéramos / mini-personas y después macro-personas distintas”), de la extraña
ralentización que nos provocan las certidumbres (“Todo se mueve más lento /
desde que sabés lo que querés”), de la ansiedad indagatoria que impregna a la
autora (“Siempre quise saber más / de los otros que de mí misma”), de la pátina
de belleza idealizadora que recubre las emociones a distancia (“Los grandes
afectos / se mantienen mejor a la distancia, lo sabemos, / recordando lo más
lindo así, de cerca / vemos lo más feo”), de su opinión sobre el radicalismo
(“Los fanáticos me parecen / la evolución negativa de la especie humana”) o
sobre el aislamiento (“Desde chica estar rodeada por grupos / me da miedo”).
Un
fascinante viaje por el corazón y por el cerebro de una poeta rabiosamente
joven, llena de intuiciones y hallazgos líricos, que sorprende y embriaga.
1 comentario:
Me encanta escuchar las nuevas voces de la poesía, creo que es algo muy necesario, no nos podemos quedar anclados en el pasado y el clasicismo no le hace ningún bien a la poesía.
Besitos 💋💋💋
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