Al
terminar La mitad de una mariposa (la
anterior novela de este ciclo narrativo), aparecía un gran macetero lleno de
tierra y, en el centro del mismo, empalado, el cadáver de un chapero vestido
con ropas estrafalarias y de chocantes colorines. Entre el público que asistía,
estupefacto o con rictus de horror, al macabro espectáculo, podía verse a
Marzia Bachner, una chica que lo contemplaba todo con pasmosa indiferencia.
Con El abrazo del agua, Jaime Campmany
continuaba la historia desde ese punto, para felicidad de sus lectores. De esa
manera aclaraba un misterio… pero encendía otro, porque el muy ladino concluía
esta nueva entrega dejándonos otros paréntesis sin cerrar: Marzia, Elías Moloch
y el comisario Héctor Battut. Poco a poco vamos descubriendo, conforme
avanzamos por las páginas de la novela, que estos tres personajes son los ejes
sustentadores de la misma: Marzia, la bella y astuta secretaria, posible
organizadora de ese crimen del que ya teníamos noticia desde La mitad de una mariposa, pero cuyos
detalles y motivaciones se nos esclarecen ahora, como en un juego de muñecas
rusas; Battut, alias El oso, memorable ejemplo de investigador concienzudo como
Hércules Poirot (al que no aprecia demasiado), eficaz como don Isidro Parodi
(ese detective creado al alimón por los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo
Bioy Casares) y memorioso como el también borgiano Ireneo Funes; y, finalmente,
el implacable terrorista Elías Moloch, pagado por el Mossad, inteligente,
escurridizo, burlón, con llamativas patologías sexuales (en una novela que no
las soslaya ni las maquilla en ninguno de sus personajes) y refractario a
cualquier signo de compasión.
¿Qué
ocurrirá ahora con ellos? ¿Qué destinos les esperan? ¿Qué nuevos avatares
trizarán sus vidas? El autor ha cuidado exquisitamente la descripción del ambiente
familiar de los Notti (que ya conocíamos por novelas anteriores), pero tiene la
perspicacia de dejarnos algunos detalles pendientes de explicación o de
análisis, para que seamos nosotros, los lectores, quienes participemos en el
aclarado de la historia… Y con todo este cúmulo de ingredientes, el novelista
urde una trama eficaz, bien dosificada, llena de humor, sexo y ambiciones que
admite (y aun suplica) la prolongación en una cuarta entrega.
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