Lo dice
Constance de Salm en la introducción de la obra (“Quería esbozar un cuadro o,
mejor dicho, una especie de estudio sobre el corazón de una mujer”, p.11), y a
fe que lo cumple con anonadante precisión, porque las cartas que la
protagonista de este libro va dirigiendo a su amado conforman un dibujo tan
delicado, tan exhaustivo, tan profundo, que terminas sintiéndote subyugado por
él… En síntesis, asistimos al proceso anímico que experimenta una mujer que
observa a su amado marchándose de una fiesta junto a otra dama. Al principio,
trata de distraerse de esta imagen paseando o pintando, pero su recuerdo llega
a torturarla hasta extremos inauditos. ¿Por qué se ha ido con la señora de B.?
¿No se da cuenta del dolor que le están provocando los celos? ¿O es que acaso
le da igual causarle esa aflicción? “Creía respirar fuego”, anota con rabia en
la página 26.
Durante
todo el día, con su noche, la dama escribe y escribe, desgarrada, febril,
compulsiva, y va haciendo que su sirviente Charles lleve lo escrito a casa de
su ingrato enamorado, quien no puede recibirlas por encontrarse ausente. ¿Tal
vez sigue con ella? ¿Son ciertos los rumores que le llegan a la narradora
acerca de un matrimonio secreto que está a punto de celebrarse y en el que el
nombre de su amado aparece comprometido? Por fin, cuando el vértigo y la
decepción alcanzan sus límites máximos, la noble y sensible dama piensa en la
posibilidad de poner fin a su vida, que considera vacía sin la presencia del
inesperado traidor; pero una noticia sorprendente vendrá a rematar la obra con
un tirabuzón narrativo, que la autora gradúa y expone maravillosamente.
El único
inconveniente que le veo a la obra pertenece, me temo, más a la labor de la
traductora que a la pluma de Constance de Salm: la impericia a la hora de
mantener los tratamientos de “tú” y de “vos” de forma coherente y homogénea.
Así, no es raro encontrarse con galimatías lamentables como éste: “Os lo he
dicho cientos de veces: Amor mío, ándate con cuidado; tu infidelidad me
mataría; y me matará, os lo repito” (p.66). Si tal desliz se cometiese una vez,
ni lo mencionaría; pero su proliferación, más que notoria, aconseja a la editorial Funambulista que
revise el texto para una posible y merecidísima nueva edición.
1 comentario:
No sería la primera vez que una traducción echa por tierra una buena obra, no hace mucho me pasó con una novela de la que me habían hablado muy bien en inglés y cuando la he leído traducida me he quedado ojiplatica, boquiabierta y con las patas vueltas 😵
Esta obra promete y juraría que la he visto por las estanterías de casa 🤔
Besitos 💋💋💋
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