miércoles, 30 de enero de 2019

2083




Cuando me iba adentrando en las páginas de 2083, la novela juvenil que Vicente Muñoz Puelles publicó en el año 2008 con el sello Edebé, iba temiendo que la obra se convirtiese, al final, en un pequeño collar de perlas, en un refrito o en una pieza menor de recorta-y-pega. Pero debo reconocer que el tramo último del volumen lo exonera de ese destino infame. Y me explico…
Lo que nos propone el escritor valenciano es una aventura futurista, en la que David, un chico de 16 años cuya madre ha fallecido y que vive con su padre, comienza a acercarse al mundo de los libros de una forma tan curiosa como fascinante: desmantelada desde hace años la industria literaria, ahora el único modo de acceder a determinadas obras es colocarse unos electrodos en la cabeza y sumergirse de forma virtual en sus páginas, bajo la piel de tinta de uno de los personajes del tomo. El primer intento lo realiza convirtiéndose en David, el muchacho que se enfrentó al gigantesco Goliat; en el segundo se introduce en las aventuras troyanas de La Ilíada; en el tercero se acerca hasta las aventuras de don Quijote… Como es fácil observar, el peligro que corría Vicente Muñoz Puelles radicaba en limitarse al ensartado de fragmentos célebres, en los cuales colocaba a su adolescente protagonista para que terminase enamorándose de los libros y cantando sus excelencias.
No obstante, cuando le llega el turno a Primer amor, de Turgueniev, percibimos un giro en el espíritu de la historia: David no solamente queda fascinado por la novela, sino que experimenta por vez primera el amor en la persona de Zenaida, la chica protagonista. Y ahí la narración comienza a ser distinta.
Eficaz y atractiva para el público adolescente, 2083 constituye un buen reclamo para quienes comienzan a adentrarse en la jungla deliciosa de los libros, que se sentirán impelidos hacia las obras que aquí se señalan.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Tengo dos adolescentes que serían lectoras estupendas para este libro, sobre todo porque empiezo a cansarme de que siempre me pidan el mismo tipo de libros: vampiros, licántropos, magos, tronos...

Besitos Profesor.