domingo, 6 de enero de 2019

Se ofrece mezzosoprano para labores del hogar




Parece increíble que el caravaqueño Luis Leante, después de tantos libros y tantos reconocimientos, continúe siendo capaz de sorprender a los lectores con cada nueva producción que sale de sus manos. A veces, lo consigue ambientando sus obras en sitios inesperados (desde Baracoa hasta Guinea); a veces, modificando los destinatarios de las mismas (circula del público adulto al adolescente o al infantil con aparente sencillez); y a veces, como ocurre en este volumen, cambiando el género literario que utiliza para comunicarse con su público. Porque, para sorpresa de muchos, lo que encontramos aquí son tres piezas teatrales suyas, que el editor Francisco Serrano reúne en un tomo de hermosa presentación.
En ellas burbujean seres heridos, desorientados, que se miran a los ojos y cruzan palabras repetitivas, ambiguas y dolientes, con ecos innegables de Ionesco y de Beckett, que convierten sus diálogos en fértiles ocasiones para la reflexión. Casi nada en estas páginas es lo que parece de forma superficial; y el gran reto consiste en que los lectores se sumerjan en sus líneas y traten de entender el sentido último, final, hondo, de lo que están escuchando. ¿Quiénes son estas personas? ¿Cuáles son los dolores o traumas que los aquejan? Soslayado el humor, apartado el absurdo, preterido el nonsense, el mensaje se convierte en una semilla que se introduce en nuestro cerebro y genera allí una luz fortísima.
Si la narrativa de Luis Leante tiene una legión de fervorosos adeptos, sugiero a esas personas que se paseen también por sus escenas teatrales: es muy probable que salgan aplaudiendo.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Uuuh, me lo llevo!!! Sin rodeos, pa mí!! 😉💋