sábado, 3 de agosto de 2024

La cabeza y el sombrero

 


Pronto comenzaremos a vivir (si no lo estamos haciendo ya) en un mundo extraño, distópico y manipulador, en el que dejaremos que desde multitud de pantallas nos arrebaten nuestras ilusiones, nuestra libertad y nuestra capacidad de pensamiento. Como contrapartida, recibiremos (incluso con alborozo) una calderilla engañosa integrada por algoritmos que detecten o dictaminen nuestros gustos, teléfonos móviles que nos controlen posicional, comercial y mentalmente, redes sociales que nos entretengan en nuestro tiempo “libre” (George Orwell debe de estar carcajeándose) y modas rapidísimas e imbéciles, que sirvan al Poder para moldear nuestras reacciones: es decir, un buen caudal de idioteces recubiertas de purpurina, que nos acorcharán de estupidez y que no nos dejarán advertir la grave alienación a la que seremos (o estamos ya siendo) sometidos. En las páginas de La cabeza y el sombrero, que publica el sello Balduque, el escritor Óscar Fajardo nos invita a reflexionar en sus relatos sobre esa situación, que nos mantiene embobados con sus engañifas cibernéticas y su carrusel de vaciedades.

Para que abramos los ojos, nos muestra un barrio invadido por el estruendo etílico de las terrazas (“Coto privado”); un juez que tiene que dictar sentencia en un caso tan moderno como desconcertante (“Perder el juicio”); un complejo tecnológico que se asoma al borde del colapso cuando se detiene el sector H-25 (“El movimiento infinito”); una extraña tienda de complementos, donde se entra por impulso, se compra por sugestión y, al final, eres tú quien se amolda a las características de lo adquirido (“La cabeza y el sombrero”); el miedo irreflexivo que zarandea a una pareja que, desde su ventana, contempla todas las noches a dos personas que se mueven en la oscuridad (“Las nueve y media”); o esa agria y estremecedora metáfora sobre el futuro del planeta, en la que un hombre, por avaricia, gula y locura, se labra (y labra para el resto del mundo) un destino aciago (“Bon appétit”).

Con unas historias de respiración sofocante, Óscar Fajardo nos dibuja un mundo en el que, posible y comprensiblemente, no queremos fijar la mirada, pero que tiene todas las trazas de ser el que nos espera a la vuelta de pocos años. Lean este libro si quieren formar parte de la Resistencia. Absténganse los integrados.

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