Una
venganza extensa, laboriosa y acre. Una reflexión sobre los límites (si es que
existen y pueden ser discernidos o fijados) entre la realidad y la ficción. Una
mirada inquisitiva sobre los misteriosos laberintos del alma humana (donde
prosperan el amor, el desconcierto, las ilusiones y la zozobra). Todo eso, y
posiblemente mucho más, palpita dentro de la novela Solo humo, que el
sello Alfaguara le publicó a Juan José Millás en marzo de este año.
El
punto de arranque es muy sencillo: el mismo día en que cumple los dieciocho,
Carlos recibe la noticia de que su padre (quien abandonó a la familia nada más
tenerlo) acaba de morir en un accidente de moto, dejándole como herencia su
piso y una mediana cantidad de dinero. Al instalarse en ese nuevo hogar, el
chico descubre a Amelia, la vecina de la que su progenitor estaba secretamente
enamorado y con la que soñó tener una hija (Macarena) que murió al cumplir los
diez años. Por un impulso tan irrefrenable como edípico, el muchacho se acerca
cada vez más a Amelia.
El
punto de cierre es también muy sencillo: Carlos y Amelia están juntos, tienen
una hija de diez años llamada Macarena y ven morir en su salón, sin poder
prestarle ningún tipo de ayuda, a Ignacio, el agradable vecino con el que
mantienen una cordialísima relación.
En
medio de ambas secuencias, el mago Juan José Millás nos deja observaciones
memorables (“Para que nazca cualquier persona han de producirse coincidencias
asombrosas y el mundo, sin embargo, está lleno de personas. La realidad es el
resultado de la casualidad”); un libro de los hermanos Grimm, muy manoseado y
polivalente, que permite a Carlos contactar con el espíritu de su padre; un
azulejo del cuarto de baño que cubre el hueco donde vive un ser sobrenatural;
y, sobre todo, una mirada fantástica y deslumbrante sobre nuestro vivir
cotidiano, que le descubre el envés, las costuras, lo otro.
“Engañosamente
ligera”, dice la contraportada. En efecto. También podríamos etiquetarla de
“prodigiosamente engañosa”, de gorgojo o de bisturí. Por Dios santo y bendito:
es una novela de Juan José Millás. ¿Cómo podíamos esperar algo menor?
Léanla.
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