domingo, 2 de enero de 2022

Las esquinas del aire

 


Hace algo más de veinte años, coincidiendo con la muerte de la barcelonesa Ana María Martínez Sagi (1907-2000), el escritor Juan Manuel de Prada publicó un libro extensísimo (casi seiscientas páginas) donde abordó la figura sorprendente y enigmática de esta mujer que fue lanzadora de jabalina, esquiadora, reportera, poeta, profesora universitaria, directiva del F.C. Barcelona, feminista, republicana y, por encima de todo, esclava de una pasión dulce y tormentosa, lacerante y sublime, que la mantuvo en pie durante toda su vida: la que sintió por Elisabeth Mulder, que también practicó la poesía y de la que estuvo secretamente enamorada.

Juan Manuel de Prada, decidido a contarnos con todo detalle aquella existencia poliédrica y hasta cierto punto desconocida, fundió tres caudales vigorosos para nutrir su obra: de un lado, unas arduas investigaciones hemerográficas (que le entregaron la vida social de Ana María); de otro, la lectura atentísima de sus libros de poemas (con los que obtuvo una imagen nítida de su vida espiritual); y, por fin, la escucha de unas cintas magnetofónicas grabadas por la escritora en sus días postreros (donde quedaba impresionada su vida cordial). Y el resultado no es una biografía, ni una novela, ni un ensayo. El resultado es un libro, un libro raro, espléndido y conmovedor, donde se busca exonerar del desdén y de la amnesia las peripecias de una mujer que sufrió mucho y que falleció en enero de 2000, erosionada por el olvido general.

Todos los recursos habituales en De Prada están aquí reunidos, para deleite de los lectores: la minuciosa capacidad descriptiva (esa librería de Joaquín Tabares, que tanto recuerda al agobiante cubil de Veguillas, de Las máscaras del héroe), el sentido del humor (una hilarante entrevista con Pere Gimferrer, que se encuentra en el capítulo IX del Libro Primero), la densa frondosidad de su léxico, la prodigiosa belleza de sus comparaciones o su fina hondura psicológica.

Una obra para disfrutar de la mejor literatura.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Yo creo que lo haces a mala fe, simplemente para estresarnos y sobre todo que nos gastemos cuartos, el hacer reseñas fantásticas para que no podamos resistirnos 😂😉💋