No
resulta extraño que este Diario de un destello mereciese un accésit del
premio Adonáis en el año 2005, porque la brillantez de sus propuestas líricas
es más que ostensible. En sus páginas, la poeta Raquel Lanseros nos va guiando
a través de reflexiones sobre el amor (“El corazón tiene forma de río. / Toda
la vida está desembocando / en alguna otra parte”), sobre los esfuerzos que
realizamos en nuestro vivir y las mutaciones de nuestro carácter (“Aunque he
cambiado mucho de color / sigo siendo camaleón y no rama”), sobre la triste
ceremonia del adiós (“Yo nunca resistí las despedidas / con su mezcla de muerte
y precipicio”), sobre la necesidad íntima de mantener el entusiasmo vital (el
poema “Invocación” es magnífico y significativo, del primero al último de sus
versos) o sobre las mujeres que, engañadas o llenas de esperanza a lo largo de
la Historia, han luchado siempre por encontrar su sitio en el mundo.
Hábil y
sensible, la voz de la escritora andaluza va modulando ritmos y emociones para
conducirnos por los senderos donde habitan la esperanza, la melancolía, la
lucidez o la entrega, que ella convierte en tinta.
Cuando
Raquel Lanseros acaricia las palabras, el poema ronronea como un gatito
agradecido; y los versos entregan su música más alta; y cada página brilla como
un diamante golpeado por la luz en una sala de espejos. Si no han buceado en
uno de sus libros quizá deberían hacerlo.
1 comentario:
“El corazón tiene forma de río. Toda la vida está desembocando en alguna otra parte” hoy sería mi epitafio, pero para no ser pájaro de mal augüero pienso usarlo en mi agenda.
Me encanta.
Besos.
Publicar un comentario