jueves, 28 de octubre de 2021

Pequeñas sediciones

 


A pesar de que no llegue a las sesenta páginas, el libro Pequeñas sediciones, del madrileño Javier Vela, contiene un elevado número de ingredientes que salpican e impresionan al lector: meteoritos que caen en silencio sobre la Tierra y que no son localizados por parte alguna; personas que, después de asistir a una fiesta de disfraces, ven alterada toda su existencia de forma sorprendente; un indígena del Pacífico Sur que estuvo a punto de anticiparse a los descubrimientos científicos de Isaac Newton; un autoestopista aparentemente inofensivo, pero que termina sorprendiendo al conductor del vehículo que se ha detenido para recogerlo; el mendigo que solicita la ayuda de los viandantes, parapetado tras un cartel donde ha escrito “Una limosna para viajar en el tiempo. Máquina averiada. Hace siglos que no veo a mis hijos”; pálpitos inquietantes que pueden surgir de situaciones cotidianas (“En el colegio todos se mofan de él. A diario le increpan, le humillan, le chasquean. Sin levantar la vista el niño hace oídos sordos, mientras afila calladamente su lápiz”); e incluso pequeñas joyitas donde todo está condensado, escondido o posibilitado, para que los lectores interpreten (“Nuria me llama desde el hospital. Ya tiene los análisis. Dice que me relaje, que no es nada. La invito a casa para celebrarlo. Ella sonríe y acepta. Después, se echa a llorar”).

Escultor habilidoso de miniaturas, Javier Vela consigue entregarnos casi medio centenar de historias que se quedan vibrando en la memoria cuando terminas la lectura. No es un éxito pequeño.

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