viernes, 20 de diciembre de 2019

La muerte de Empédocles




Empédocles no es una persona cualquiera: ha meditado sobre el mundo, sobre el ser humano y sobre los dioses y, como consecuencia de la lucidez (algo altanera) a la que se alza, “ha sido castigado con la desolación sin límites”. Tiene algunos discípulos que lo admiran profundamente (como Pausanias), seguidores que lo contemplan con arrobo y jovencitas que se extasían pensando en él (Pantea), pero también detractores feroces, que buscan desacreditarlo por el perjuicio que sus ideas les provoca. En este grupo último se encuentra, sobre todo, el sacerdote Hermócrates, que no desaprovecha ninguna oportunidad para lanzar sus duros venablos contra el filósofo, al que considera culpable de que sus conciudadanos ya no respetan las “verdades” sagradas que la casta sacerdotal vive de pregonar. Empédocles, displicente, afirmará sin ambages que desprecia “al hombre que ejerce lo sagrado como industria” y pide que lo dejen tranquilo. Pero Hermócrates azuza y engresca al pueblo con venenosa y terca eficacia, consiguiendo que tanto el filósofo como su amado discípulo deban partir hacia el destierro.
Así arranca la obra teatral La muerte de Empédocles, de Friedrich Hölderlin, que conoció hasta tres versiones parciales, traducidas por Feliu Formosa y publicadas en un solo tomo por el sello Acantilado. En sus páginas descubrimos lo difícil que resulta defender un pensamiento libre (sobre todo frente a las mentes mágicas) y la soledad que acecha y golpea a quienes lo profesan. Empédocles pagará un elevado precio por su decisión de mantenerse lúcido e íntegro, pero morirá feliz, conforme con su destino.
Anoto algunas frases que he subrayado en este volumen delicioso: “¡Oh eterno misterio, lo que somos y buscamos no podemos hallarlo; lo que hallamos, no lo somos!” (p.16). “Nada más doloroso, Pausanias, que descifrar el misterio de una pena” (p.32). “Quien se ha ganado al pueblo habla como desea” (p.39). “Es dura nuestra ruta, y con frecuencia el que sufre parece sospechoso” (p.70).

2 comentarios:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Estoy de un perezoso máximo, y muy tiquismiquis, no se siquiera si me atrae...🙄 La juventud, que somos así 😂

Besitos 💋💋💋

Luisa HD dijo...

Pues yo, así de repente, no lo tengo muy claro, Rubén,,,