Un perro.
Pero no un perro cualquiera: un perro maltratado. Alguien lo envía por avión
hacia la familia que ha decidido adoptarlo, pero el perro se pierde. Alguien lo
pierde. Anda errabundo e ilocalizable por el aeropuerto de Málaga. Y quién sabe
dónde está ese pobre animal. Y todos somos ese pobre animal, acribillados de
magulladuras, desorientados y sin saber se encuentra está la puerta de salida,
tras la que nos esperan la luz y unos brazos cariñosos.
Es la
propuesta inicial que nos plantea el uruguayo Claudio Burguez en su libro Perro de aeropuerto, que ahora publica
en España el sello Liliputienses. Por sus páginas merodean las habitaciones de
hotel; los edificios de apartamentos donde la gente se enreda de amor o discute
a gritos; las palabras escuchadas junto a una botella de vino, que la soledad
ayuda (o invita) a consumir; las playas en las que sentarse en silencio y
observar a las personas de alrededor; los llantos nocturnos escuchados en
Londres; o los envíos por Fedex.
Hay
declaraciones inquietantes o misteriosas (“Hoy la gente no es fruta, es
insecto”), hay retratos familiares conceptistas (“Una mujer cóncava / metida en
un abrigo convexo / esa era mi abuela”), hay versos durísimos de finitud (“La
cosa más frágil es ver a tu padre que se va”), hay canciones que conmocionan
tanto que no quieres que nadie te traduzca su letra (“Les Rita Mitsouko”) y hay
poemas de tierno amor crepuscular que alcanzan una belleza mesetaria (p.35).
Les
sugiero que busquen este libro. Van a encontrar en su interior muchos textos
que llamarán su atención.
1 comentario:
Me has tocado mi punto débil los animalitos maltratados solamente de leer el principio de tu reseña se me estaban poniendo los pelos de punta y conforme avanzo veo que maltratados estamos todos...
Me lo llevo.
Feliz Navidad 🎄🎉🎁💋
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