Termino con agrado
el poemario Escrito en el agua, de
Justo Jorge Padrón (Lumen, Barcelona, 2000). Había escuchado muchas veces
menciones de este autor y me ha gustado la melodiosa dulzura de su dicción. No
es que contenga prodigios imborrables para la historia de la literatura (eso
sería exagerar), pero se lee con pausa sedante. Muchos de los poemas, después
de degustarlos en silencio, los he leído en voz alta; y lo cierto es que suenan
estupendamente (por ejemplo, “Amor invicto”). Hay, además, adjetivaciones que
me han sorprendido por la paradoja que sugieren (“lento frenesí”, dice en la
página 87; “la lenta miseria de los años”, en la 89); y fórmulas que me han
sorprendido por su belleza (habla de una mujer “que sería el universo dentro de
mí”, en la página 73). Creo que es un poeta al que me interesará visitar en
futuras ocasiones.
Anoto, para
completar, algunos versos que he subrayado en el libro. “¿Crezco o me disminuyo
con las horas que pasan?”. “Me falta lo que no he amado todavía”. “Fuera de ti
la vida me da frío”. “Fui viviendo tu piel”. “Sabiéndote invencible en la
memoria”. “Todos esos instantes que no pueden ser éste”.
1 comentario:
Pues nada, se viene conmigo 😉😘😘😘
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