lunes, 10 de septiembre de 2018

Los Cinco y yo




He degustado muchas páginas de Antonio Orejudo, desde aquellas Fabulosas narraciones por historias que le publicó la editorial Lengua de Trapo con el segundo apellido incluido (“Antonio Orejudo Utrilla”); pero Los Cinco y yo, que acabo de terminar, me ha dejado más bien frío. Y reconozco que me da rabia, porque yo también me eduqué literariamente con aquellos niños británicos, que siempre encontraban misterios laberintos subterráneos para explorar. Entiendo los juegos de autoficción que maneja en la obra, entiendo el humor de introducir a su amigo Rafael Reig como autor de un libro ficticio que lo incluye, entiendo los equilibrios lúdicos entre la realidad y la imaginación… pero no me he sentido embriagado por la obra en ningún momento.
El punto de partida, poliédrico y sugerente, me provocó curiosidad: ¿cómo serían las vidas de los protagonistas de aquellas novelas de Enid Blyton una vez que hubieran llegado a la madurez? ¿Seguirían siendo aventureros o se habrían transformado en personas sedentarias? ¿Engordarían o se mantendrían en forma? ¿Jorge (Jorgina) se habría decantado por el lesbianismo? ¿Alguno de ellos se habría enriquecido? También me gustó mucho la forma en que el autor de la novela comenzaba a contar su (aparente) propia niñez. Pero luego algo se perdió, una conexión no funcionó bien, se diluyó la magia. No sabría explicarlo con más palabras. Era como si todo se llenase de niebla y no supiera por qué pasillo iba avanzando, página a página.
Obviamente, me leeré la siguiente obra de Antonio Orejudo, porque creo que es uno de esos narradores limpios y sabios a quienes se debe frecuentar. No haberme sentido seducido por una de sus obras no me impedirá seguir tributándole horas de lectura.

2 comentarios:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Pues vaya, he leído el título y mm e habia transportado a las novelas de Enyd Blyton...🙄😘

Ana dijo...

El título es muy sugerente para los que somos de esa generación que creció con Los Cinco. Lástima que no sea tan sugerente el interior. Saludos.