En
ocasiones, la ignorancia sobre el pasado comporta matices de ingratitud que
conviene solventar, porque nos abalanzan hacia el talud de la injusticia. Y una
de las formas más inteligentes de hacerlo es escuchar con atención a las personas
que saben. Es lo que debemos hacer en el caso del profesor Francisco Javier
Díez de Revenga, quien ha vuelto a publicar una obra de valioso contenido. Se
titula Hicieron historia, la ha
publicado la Real Academia Alfonso X el Sabio y en sus páginas se aborda la
vida y obra de cuatro murcianos insignes, a quienes quizá tributamos menos
reconocimiento del que merecerían.
Comienza
el recorrido con la figura de Diego Clemencín, celebrado comentarista del
Quijote, cuya lírica no juzgó con demasiada benevolencia (“los versos me
parecen, como generalmente los de Cervantes, mal”) pero que fue el primero en
abordar el análisis de la inmortal novela con rigor académico. Tras él se
detiene en Gerónimo Torres, deán de la catedral, copresidente de la Junta Revolucionaria
(1868) y diputado a Cortes en dos legislaturas, además de Rector de la
Universidad Libre de Murcia, ilusionante proyecto intelectual que se mantuvo
solamente durante un lustro, por las dificultades económicas y el escaso número
de alumnos.
A continuación se sumerge
en las dos semblanzas más extensas, dedicadas a Enrique Fuster y a Emilio Díez
de Revenga Vicente. Del primero se nos explica que fue conde de Roche,
bibliófilo y estudioso de Saavedra Fajardo, así como presidente del Casino de
Murcia. Apoyándose en numerosos recortes de prensa, el autor del libro nos
detalla episodios tan curiosos como su participación en un banquete ofrecido al
dramaturgo José Zorrilla o la invitación que cursó al polígrafo Marcelino
Menéndez Pelayo para que visitase Murcia y pudiera conocer, durante la
procesión de Viernes Santo, las tallas inmortales de Salzillo. Y al segundo le
ofrece cien páginas de fotografías, detalles biográficos y curiosidades (su
amistad con Azorín, su trabajo legislativo en apoyo de los registradores de la
propiedad o la publicación de su inteligente libro Artículos adocenados), que nos resumen la figura de quien siempre
mostró (lo leemos en la página 276 de este trabajo) “inquebrantable y
permanente amor por Murcia, por sus tradiciones, por su cultura y por su
literatura”.
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