Resulta
innegable la originalidad que Luigi Pirandello imprimió a esta pieza, una de
las más famosas que compuso. Su inicio es curioso e irónico: un grupo de
actores están reunidos para proceder al ensayo de la obra pirandelliana El juego de los papeles, circunstancia
que el autor de Agrigento aprovecha para burlarse de forma irónica de sus
propias comedias, “que nadie
comprende y parecen creadas a propósito para que ni los actores, ni los
críticos, ni el público queden contentos”. Cuando el ensayo apenas se ha
iniciado irrumpen seis personajes, pidiendo al director y los actores que por
favor elaboren un guión para darles vida eterna a ellos, que nacieron en la
mente de un escritor… para que luego éste los dejara de lado, inertes, sin
vida. Viven una situación complicada, llena de odios, ira, abandonos y
agresiones emocionales entre sí. Se percibe con claridad el alto nivel de
tensiones que acumulan y que verbalizan de forma constante, ante la inicial
perplejidad y la posterior curiosidad de los actores.
Las tragedias terribles que zarandean a la familia,
junto a ese aliento de vida que late en ellos y que el autor no ha querido
convertir en una obra, son los dos elementos que les han impulsado a
presentarse en el ensayo para pedir ayuda al director: “Imagine la desgracia
que es para un personaje todo lo que le he dicho, haber nacido vivo de la
fantasía de un autor que luego quiso negarle la vida. Y luego dígame si este
personaje, abandonado de esa manera, vivo y sin vida, no tiene razón para
hacer lo que nosotros estamos haciendo, en este momento, frente a ustedes,
luego de haberlo hecho muchas veces, créame, delante de nuestro autor, todo
para animarlo”.
Convertidos en espectadores cada vez más interesados,
los actores de El juego de los papeles
escucharán la historia de sus visitantes y, después de las risas del comienzo,
comenzará a producirse una extraña situación, en la que unos y otros se
sentirán zarandeados por la tragedia y el horror.
Curiosa y densa, esta pieza dramática se convirtió
pronto en uno de los textos más conocidos de su autor, que obtuvo el premio
Nobel de Literatura en 1934.
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