domingo, 29 de diciembre de 2024

Tormenta de nieve y aroma de almendras

 


Su nombre estaba por ahí, rondándome. Las cubiertas de sus libros, también. Pero me faltaba dar el paso: leer alguno de ellos. Decía Dámaso Alonso que el último salto siempre es intuitivo: aceptaremos (adaptada) la sentencia. El último salto también es azaroso. A veces, tardamos años en darlo; a veces, no lo hacemos nunca. No por alguna razón especial, sino porque sí. Con la sueca Camilla Läckberg he optado por darlo, y el resultado me ha dejado muy satisfecho: creo que es una narradora magnífica. Para entrar en su territorio de un modo cómodo opté por los relatos contenidos en el volumen Tormenta de nieve y aroma de almendras, traducidos por tres personas distintas: Marta Armengol (“Tormenta de nieve y aroma de almendras”), Carmen Montes (“Un día de perros”, “Una muerte elegante” y “Soñar con Elisabeth”) y Mar Vidal (“El Café de las Viudas”).

En esos cuentos me he topado con todo tipo de alicientes: viejos millonarios que mueren por ingesta de cianuro y que son introducidos en una cámara frigorífica para mantener el cuerpo en buenas condiciones mientras amaina una feroz nevada; herederos caprichosos que, como buitres, dan saltitos nauseabundos alrededor de quien posee la fortuna que puede aliviar o solucionar sus problemas económicos; adolescentes que se refugian en la comida para olvidarse de un padre maltratador, que golpea con saña a su esposa; mujeres que utilizan sus saberes químicos para ayudar a otras mujeres, sofocadas por relaciones tóxicas; dueñas de boutiques que son asesinadas por la persona menos esperada; o damas que, inquietas por el modo en que murió la primera mujer de su marido, temen por su integridad durante una terrible tormenta marítima.

Pero si tuviera que quedarme con dos elementos claves en estas narraciones, yo elegiría sin duda su magistral control del relato (Läckberg cuenta muy bien, sin estridencias, con elevada eficacia y capacidad de seducción) y el humor (que está presente, aunque parezca paradójico, en algunas de las mejores páginas de estos cuentos policíacos).

Tengo clarísimo que no será mi última aventura lectora con ella.

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