Jaime
Gil de Biedma es una de esas voces robustas, infrecuentes y admiradas que, de
vez en cuando, aparecen en la poesía española y extienden su influencia de
forma imparable en las siguientes generaciones. Ahora, la editorial Cátedra ha
tenido la felicísima idea de publicar Las personas del verbo bajo la
dirección de Carme Riera y Félix Pardo, quienes revisan todos los manuscritos y
variantes de cada poema (labor titánica) y nos ofrecen un volumen de inaudita
belleza, que va a quedar, entiendo, como referencia absoluta.
En
sus páginas nos encontramos una intensa exploración por su vida y por el mundo
de sus emociones, que se convierte en un torrente de palabras sabiamente
medidas. Podemos, como es natural, elegir cuáles son nuestros poemas
favoritos (en mi caso, y siguiendo la pauta de este volumen, “Amistad a lo
largo”, “Vals del aniversario”, “Piazza del Popolo”, “En el nombre de hoy”,
“Años triunfales”, “Después de la noticia de su muerte”, “No volveré a ser joven”
y “De vita beata”); e incluso podemos subrayar, con un lápiz rojo entusiasta,
los versos que más han resonado en nuestra mente durante la lectura (“Ay el
tiempo! Ya todo se comprende”, “Media España ocupaba España entera”, “Un orden
de vivir, es la sabiduría”, “Como libros leídos han pasado los años”). Pero no
se tarda mucho en comprender que, en realidad, todas las palabras, todas las
imágenes, todos los textos se organizan entre sí de forma armónica, como las
piezas de un puzle, y nos permiten el acceso al sustrato anímico del poeta, que
no se ha limitado a escribir versos, sino que se convierte en versos.
El resultado es un volumen admirable y atemporal, que se puede leer y releer de forma continua sin que la fatiga llegue a asaltarnos. Es el signo de que nos encontramos ante un libro eterno.
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