domingo, 22 de diciembre de 2024

Esmeralda sin brillo

 


Cuando leí la última novela del ilicitano Andrés Guilló Javaloyes (https://rubencastillo.blogspot.com/2024/10/interior-dia.html) me dejó unas sensaciones tan agradables que, al caer en mis manos por cortesía del autor la que publicó en 2021 (Esmeralda sin brillo), no he tenido que pensármelo mucho para sumergirme en sus páginas. Y la fascinación lectora, para mi gozo, se repite: vuelvo a encontrarme con un buen constructor de historias, que mima el dibujo de sus personajes y que alcanza momentos gloriosos en los diálogos.

Déjenme que les presente a algunos de los protagonistas: observen primeramente a la bella Josefina Alarcón, que en las manos habilidosas del empresario Justo Ortega se convierte en la vedete Esmeralda Imperio e irrumpe en el mundo escénico de la década de los 50. Sencilla de alma, pero escultural de cuerpo, la joven tendrá que mantenerse serena en medio de odios (Dora Tomás) y adulaciones tentadoras (el marqués de Turia), aunque contará con el apoyo inequívoco de su madre y de Paquito (su modisto), además de entregarse sin reservas al amor arrebatado de Vicente (hijo de una familia de alcurnia, que no ve con buenos ojos su relación con la muchacha, por la moralidad “dudosa” de su oficio). Durante los siguientes años, Esmeralda no sólo recibirá aplausos, sino que también sufrirá traiciones, engaños, desdenes y durísimos golpes emocionales, que irán curtiendo su corazón. Y de pronto, en la cúspide de su fama, Vicente y ella son encontrados muertos en la bañera, con el gas inundando la casa. Todo apunta a un accidente o un suicidio, pero el inspector Manuel Sanchís no termina de quedar convencido con esa explicación. ¿Por qué habría de suicidarse una persona en pleno éxito amoroso y profesional? Reacio a aceptar esa respuesta, que se le antoja demasiado improbable, comienza sus investigaciones… hasta que desde las más altas instancias se le presiona para que abandone sus pesquisas y acepte la versión oficial. ¿Quién (y por qué) está moviendo los hilos para impedir que la verdad salga a la luz?

Andrés Guilló, moviéndose en varios planos temporales que van confluyendo al final de la novela, nos permite ir descubriendo todos los hilos de una telaraña terrible e inquietante, que absorbe y cautiva. Y lo hace además (vuelvo a insistir, porque me parece uno de sus logros narrativos capitales) mediante personajes densos, bien construidos, iluminados por virtudes y mancillados por flaquezas, que nos transmiten una poderosa sensación de verdad y de vida.

Hay que leerla.

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