“El
miedo es peor que el castigo, porque éste es algo determinado y, duro o blando,
no se puede comparar con el temor que despierta en nosotros lo incierto, una
tensión espantosa que no conoce límite”. Quien habla es un famoso abogado, que
acaba de reprender a sus hijos de una forma severa, pero ecuánime. Quien
escucha, aterrada y culpable, es su esposa Irene, que le está siendo infiel con
un pianista y que ahora, víctima de un chantaje por parte de la novia del
músico, no sabe cómo salir del enredo en que se encuentra metida. Querría
confesárselo todo a su marido, por el que siente un gran amor y respeto… pero
no se atreve. ¿Cómo reaccionará él? ¿Se mostrará indulgente o inflexible? Todo
el mundo familiar que Irene disfruta (y que ahora valora mucho más, cuando está
a punto de perderlo) se puede venir abajo si confiesa su adulterio. Al
principio, la extorsionadora se ha conformado con un par de billetes; luego, ha
exigido cien coronas; después, doscientas; y, finalmente, se ha atrevido a
presentarse en casa del matrimonio, con la exigencia de cuatrocientas. Como no
dispone de esa cantidad, Irene se ve forzada a entregarle su anillo de
compromiso, para que lo empeñe y obtenga la cantidad requerida. El sendero es
cada más vez más angustioso; y la infeliz esposa sólo acierta con una solución:
envenenarse con morfina.
Con
una prosa enérgicamente eficaz (los diálogos entre Irene y la chantajista
llegan a provocar taquicardia en el lector: doy fe), Stefan Zweig urde una
novela no muy extensa, que recorro en la traducción de Roberto Bravo de la
Varga para el sello Acantilado y que me permite redescubrir la excelente
capacidad que el escritor desplegaba siempre para ahondar en el corazón de sus
criaturas, que son retratadas a través de sus miedos, esperanzas, temblores,
ilusiones y alegrías.
Un absoluto maestro.
1 comentario:
Este hombre es un mago describiendo sentimientos. Da igual lo que leas de él, siempre atinas. Y encima tiene la virtud de no hacer (salvo las biografías) obras que se tarde demasiado en deglutir. Hace poco la volví a "releer" en el programa "Un libro una hora".
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