Sería
complicado resumir en pocas palabras por qué me ha gustado tanto el libro Todo
lo que ya no íbamos a necesitar, de Maite Núñez (Editorial Base, 2017). Me
podría referir a la perfecta organización de los relatos, que avanzan de un
modo creíble y culminan siempre de manera maravillosa. Me podría referir al
cuidadoso lenguaje que la escritora barcelonesa elige para esculpir sus
historias. Me podría referir a la conmoción emocional que muchas de ellas me
han procurado, con sus argumentos turbadores. Me podría referir a muchos
aspectos, ángulos y primores de este volumen; y seguiría dejándome fuera otros
tantos motivos para aplaudir.
Todo
lo que ya no íbamos a necesitar es un tratado sobre los puntos
de inflexión, una enciclopedia literaria en la que Maite Núñez nos invita a que
contemplemos los instantes durísimos, reveladores y amargos en que sus
criaturas sienten cómo sus trayectorias giran y se retuercen: el hijo de la
madre alcohólica que roza con sus dedos el teléfono con el que podría denunciarla
a Servicios Sociales; la mujer que, después de sufrir una mastectomía, teme el
instante en que deba enfrentarse al hombre que la acaricie sin saberlo; la hija
que observa con rabia el modo en que su padre, viudo, se ha dejado engatusar
por una mujer más joven que él; el hombre que, presionado por su esposa, se ve
abocado a ingresar a su madre en un geriátrico; o ese absoluto y breve prodigio
que se titula “No tengas miedo”, en el que una mujer con cáncer tiene que
sonreír y disimular ante su hija pequeña.
Como puede observarse, un completísimo álbum de seres quebrados, heridos o moribundos, a los que la soledad, la tristeza, el egoísmo de sus semejantes, la rabia, la orfandad o las lágrimas han erosionado; y que se sostienen en pie con enormes dificultades, como náufragos en un océano inmisericorde.
Maite Núñez atesora una notable calidad, que ya me asaltó en su libro Cosas que decidir mientras se hace la cena, volumen que consigné en otro lugar de este Librario y que ahora se completa con esta segunda entrega de narraciones. Dos aproximaciones convincentes son prueba más que sobrada de que me interesa y seduce su estilo. No la perderé de vista.
2 comentarios:
Sin rodeos, este me lo llevo sin remolonear. Me gusta mucho.
Besos
Muchas gracias.
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