Antes de crear mi blog, me leí con agrado una buena cantidad
de obras de Arturo Pérez-Reverte (unas diez o doce); y creo que ha llegado el
momento de releerme algunas de las que más me impresionaron, para comprobar si el
buen sabor que me dejaron continúa manteniéndose. Empezaré por La tabla de Flandes.
Primera constatación: la novela resiste perfectamente la
relectura. Eso ya me parece indicativo de que contiene algo más que su historia, lo cual me alegra mucho. Decía
Héctor Bianciotti que toda mala obra queda siempre reducida a su argumento: me
habría apenado que sucediese así con este libro.
Segunda constatación: sigue sin interesarme lo más mínimo el
mundo complejo del ajedrez, pero esa indiferencia no me ha vedado adentrarme en
las reflexiones que, utilizándolo como eje, Pérez-Reverte despliega. También
eso me parece indicativo de cómo el escritor cartagenero usa ese material para comunicarnos otras cosas, trascendiendo los
escaques.
Y tercera constatación: las indagaciones psicológicas que
Pérez-Reverte ejecuta ante nuestros ojos son tan densas que, al margen de que
el libro alcanzase unas ventas muy notables y circulase ampliamente entre miles
de lectores, lo aleja de la idea de literatura
de consumo. Es verdad que construye una trama inquietante donde lo policial
y lo misterioso afloran y brillan; pero no es menor verdad que el buceo íntimo
que el escritor realiza (y nos invita a compartir) por la mente de sus
personajes lo enriquece mucho más allá, mucho más lejos, mucho más hondo, mucho
más alto. Casi me atrevo a suponer que bastantes de las personas que se leyeron
la obra no terminaron de entenderla
en su profundidad; y espero que tal afirmación no suene a jactancia,
prepotencia o desdén. Quizá también a mí me ocurrió entonces: que me obnubilase
tanto con la trama detectivesca que no me detuviera en la reflexión sobre la
plenitud hojaldrada de sus protagonistas. No lo descarto. En todo caso, ahora
sí que paladeo esos registros, y los aplaudo puesto en pie.
Seguiré, no me cabe duda, con otros libros de Arturo Pérez-Reverte, para recordarlos y para recordarme. No me parecen malas horas de viaje literario.
2 comentarios:
Yo leí esta novela después de haber visto la película porque... no me gustó. La trama sí pero los actores a pesar de contar con un buen reparto, no me decían nada.
Evidentemente me gustó más la novela. Me importa un pimiento el ajedrez, nunca lo he entendido y nunca lo entenderé, pero desde luego da mucho juego en una historia de misterio.
Besos 💋💋💋
Junto a "El maestro de esgrima", "Territorio comanche" y "El club Dums" fueron mi entrada en su literatura. Luego dejé una serie de años de leerlo hasta que volví a él con la serie Falcó y con "Hombres buenos". Creo que es un magnífico novelista y que su literatura soporta el paso del tiempo estupendamente.
Esta de "La tabla de Flandes" la recuerdo con muchísimo gusto.
Un abrazo, Rubén
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