sábado, 24 de octubre de 2020

Cuando la sociedad es el tirano

 


Durante unos días, me paseo por las páginas de Cuando la sociedad es el tirano, donde se recopilan un buen número de artículos periodísticos de Javier Marías. El verbo que empleo (pasear), pensándolo bien, no resulta aquí riguroso, porque parece sugerir una actividad realizada de manera casi indolente; y nada más lejos. Leo siempre sus artículos (supongo que ya lo habré comentado en este Librario alguna vez: no me importa repetirme) con admiración, pues me parece la suya una mirada inteligente, ponderada y lúcida. Discrepo quizá con algunos de los planteamientos o de las conclusiones a las que llega, pero jamás pierdo de vista que su forma de escribir es elegante y que su forma de pensar es honesta y coherente: con alguien así no supone ningún problema disentir, porque se intuye que el respeto ondeará por ambas partes.

Javier Marías me parece un opinador magnífico, un gran analista de este mundo en el que vivimos (“difícil, complicado y marrullero”, como afirmaba Joan Manuel Serrat antes de cantar el famoso tango de Enrique Santos Discépolo), donde demasiados analfabetos, hipócritas, mendaces y manipuladores campan a sus anchas, tanto en la política, como en la cultura o la economía. Reacio a toda forma de rendición (porque claudicar supone dejar el campo expedito a los más deplorables especímenes), el escritor madrileño señala, disecciona y, sobre todo, nos hace mirar lo que quizá sólo hemos visto. Donde otros aportan únicamente opiniones o exabruptos, él incorpora reflexiones, comparaciones históricas, ideas y páginas de brillante formato. Y nunca se deja llevar por el insulto gratuito, o la demagogia, o el proselitismo. Las fórmulas personalizadas (“para mí”, “yo creo” y similares) siempre nos dejan claro que expone su opinión, sin considerarla ley, acerca del independentismo catalán, la deriva totalitaria de Donald Trump, el fango creciente de la televisión basura, los abusos de quienes exigen en lugar de pedir y mil temas más, que nos ofrecen un panorama muy completo de nuestro entorno, a veces tan aborrecible.

¿Que si seguiré leyendo los volúmenes recopilatorios de Javier Marías? La duda ofende.

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