Es
posible que el microrrelato siga siendo (y lo digo con todo el respeto y con
todo el cariño del mundo) el “pariente pobre” de la narrativa, pero la
aparición de autores que, en número creciente, nos entregan brillantísimos
volúmenes de este tipo de textos está provocando que el género se encuentre ya
consolidado como tendencia y como espléndida realidad literaria.
El
volumen Un koala en el armario, de
Ginés S. Cutillas, ingresa sin lugar a dudas en la zona más rutilante de esa
realidad. Con una inventiva musculosa y una ágil variedad de personajes y
situaciones, el escritor valenciano nos entrega muestras memorables de humor
geométrico (“Dark side of the spoon”), nos permite asistir a inquietantes
partidos de fútbol (“Desconfianza ciega”), pone ante nuestros ojos metáforas
sobrecogedoras sobre el mundo en que vivimos (“Los bárbaros”), nos explica cómo
el desamor puede llegar a erosionarnos con singular eficacia (“Un pequeño
problema”), nos obliga a ver cómo actúa un trío de depredadores huérfanos de piedad
(“Los cazadores”) o nos deja claro que una serie de crímenes brutales pueden
encauzar y mejorar tu vida (“El silencio de las fábricas”).
Dominador,
versátil, ingenioso, arquitecto y druida, Ginés S. Cutillas consigue que no nos
planteemos ni siquiera una pausa durante la lectura, porque la pluralidad de
sus bellezas y logros es tan asombrosa y a la vez tan tenue que, simplemente,
te sientes feliz mientras buceas entre las distintas historias. Piezas como
“Fusilamiento preventivo” o “Notas falsas” tendrían que figurar en cualquier
antología del género.
1 comentario:
A mí me parece todo un arte manejarse en el microrrelato, digo manejarse bien, el microrrelato no es para cualquiera, todo el que piense que es fácil o absurdo, le reto a escribir uno con sentido.
Ahí lo dejo 😏💋
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