Descubrir
las Sátiras de Persio me habría
deparado una enorme decepción si no hubiera contado con el auxilio de las
atinadas notas y observaciones de Germán Viveros, que permiten desbrozar,
ordenar y entender el sentido de muchos versos, cuya intelección resultaría
dificultosa sin su concurso. En ese sentido, casi podría decir que le estoy más
agradecido al meticuloso comentarista que al enrevesado poeta.
¿He
disfrutado con las líneas de Aulio Persio Flaco? Afirmar que sí supondría una
exageración. Las he podido entender,
que no es poco. Pero no he obtenido ningún placer estético ni literario con sus
páginas, lastradas con un excesivo número de referencias coyunturales. Decía
Dámaso Alonso que no hay poeta más arquitecto que Góngora. Posiblemente sea
verdad. Y posiblemente, también, esa condición resulte admirable para muchas
personas. Pero yo no me acerco hasta un poema para admirar la majestad de sus
arbotantes o el airoso trazado de sus arquivoltas, sino para recibir una
emoción, un latido, una luz.
Bien ha
estado (no me arrepiento) dedicarle una tarde al latino Persio, pero estoy
convencido de que no dejará ninguna huella en mí.
1 comentario:
Al Flaco lo recuerdo como un tostón de mucho cuidado, aún hago caras cuando lo nombro...no creo estar lista ni para una relectura 😖🙄😅💋
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