Un
descubrimiento arqueológico no tiene por qué producirse de forma necesaria en
El Cairo o Estambul. Una organización que utiliza el secuestro, la extorsión,
la amenaza o el robo de restos antiguos no tiene por qué proceder de Estados
Unidos o de Rusia. Una novela trepidante no tiene por qué ambientarse en las
calles de Roma, los suburbios de Manhattan o los fiordos de Noruega. Si el
escritor quiere retratar el mundo y el alma humana, a veces no tiene más que
situar las aventuras de sus personajes en su tierra natal.
Es lo que
hace Paco Rabadán Aroca en su novela Símbolos
del pasado, en la cual nos encontramos con una historia llena de magnetismo:
un joven equipo de investigadores recibe el encargo de excavar en un paraje de
Alcantarilla, donde desarrollarán su trabajo entre las presiones de un
constructor (que quiere que abandonen la zona para comenzar las obras), la
indiferencia de las autoridades (que no parecen excesivamente interesadas en
los restos del pasado) y el fervor de los arqueólogos vocacionales.
De
pronto, cuando apenas habían logrado extraer piezas de escasa importancia (una
moneda, un brazalete, un hacha eneolítica), sacan a la luz un ánfora con un
enigmático símbolo, que despierta su curiosidad. Pronto comenzarán a darse
cuenta de que alguien muy poderoso ha puesto sus ojos en la pieza y hará todo
lo posible para conseguirla, incluso utilizando métodos tan expeditivos como
ilegales. Es el inicio de una espiral que incluye persecuciones, emboscadas, intimidaciones
telefónicas y tiroteos.
Símbolos del pasado es una novela
muy amena, donde arqueología, amistad, amores secretos y algunas secuencias de
acción se alían para intentar cautivar a los lectores desde la primera página.
1 comentario:
Intriga y misterio en Alcantarilla, esto lo coge Guillermo del Toro y revienta la taquilla 😉💋
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