Escritores,
actrices, políticos, cantantes, empresarios y otros personajes célebres del
siglo XX quedan retratados en estas páginas que Juan Marsé bajo el título de Señoras y señores (esta obra ha sido
publicada en diversos sellos y mostrando un índice variable de protagonistas.
Yo utilizo la edición de Plaza & Janés, 1998).
Observador
implacable, analista certero, taxidermista de rostros y coleccionista de
singularidades, Juan Marsé nos traza aquí los elogios más inesperados y los
venablos más corrosivos que imaginarse pueda: nos hablará de “la pupila
bancaria” y el “efluvio gatuno” de Isabel Preysler; de “la mirada triste y
dolorida bajo las sombrías banderas de rímel” que ostenta la folclórica Isabel
Pantoja; de la fina autenticidad femenina de Bibiana Fernández, que supera a la
de muchísimas mujeres de nacimiento,
las cuales llevan su sexualidad “como una letra de cambio, como una Mobylette o
como un capazo”; del tenor Plácido Domingo, “uno de los tres terrores”; de
Marguerite Duras, a la que define sin ambages con los sustantivos “camelo” o
“coñazo”; o de Lluís Llach, al que crucifica con párrafos tan tremebundos como
éste, refiriéndose a su voz: “Considerada en sí misma como una de las formas de
aburrimiento intelectual más típicamente catalanas que se conocen –junto con
las novelas de Baltasar Porcel, los discursos de Jordi Pujol y los programas de
TVE desde Sant Cugat–, es una voz de beata capaz de matar de aburrimiento al
más pintado. Suena un tembleque de sacristía en la garganta, una solemne idea
de sí mismo”.
Aconsejo
leer cada uno de los retratos con una fotografía del protagonista situada
delante, en la pantalla del ordenador: las sonrisas están garantizadas.
1 comentario:
Coincido. Im-perdible.
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