Sacha es
una joven rusa, altamente idealista, que ha decidido estudiar medicina para
contribuir a la mejora del mundo. Y lo hace pese a la oposición de su padre, el
despótico y arbitrario general Savarof, quien no se muestra nada partidario de
las ideas avanzadas de su hija y quien tolerará de mala gana su dedicación a los
estudios, las reuniones de jóvenes revolucionarios y la vida bohemia, en la
cual se relacionará con todo tipo de personajes, desde la ingenua Vera hasta el
ambicioso Klein. Dos matrimonios fracasados, viajes por numerosos países y una
llamativa frase grabada en piedra en el pueblo español de Navaridas impregnarán
al final el alma de Sacha.
Con prosa
rápida, párrafos cortos y capítulos ágiles, Baroja nos va retratando no sólo la
vida de los protagonistas, sino también mil y una anécdotas de personajes
secundarios, que se cruzan con ellos y enriquecen nuestra visión de aquel mundo
y de aquel tiempo.
Obviamente,
nos encontramos en estas páginas con lo más representativo del escritor vasco:
un cierto desaliño estilístico, la tendencia a presentar ideas chocantes en
forma de diálogo entre sus criaturas, sus constantes ataques a los judíos, la
admiración evidente por Tolstoi y Dostoievski, su fobia por Calvino (“sombrío
dictador de Ginebra”), su rechazo por el Corán (“Es la cosa más pesada y
fastidiosa que pueda usted imaginarse”) o su visión sarcástica del amor (“Es
una mentira que a la luz de la ilusión tiene el carácter de la verdad”). En
suma, un volumen con el que resulta imposible aburrirse, aunque no se encuentre
entre las producciones más señeras del donostiarra.
1 comentario:
Bueno bueno, hoy has traído una de mis obras favoritas de todos los tiempos del mundo mundial 😁
Aún así la tengo algo oxidada, va siendo hora de una relectura.
Besitos 💋💋💋
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