jueves, 30 de mayo de 2019

Autobiografía de un esclavo




Que un escritor nos cuente en su libro los sufrimientos que tuvo que padecer una persona privada de libertad no constituye una aventura literaria demasiado innovadora: lo hemos leído en La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stowe, en Raíces, de Alex Haley, o en Beloved, de Toni Morrison. Pero que sea el propio esclavo el que tome la pluma y nos traslade en primera persona su testimonio ya es circunstancia mucho menos habitual y, por su misma rareza, mucho más cruda e impactante.
Es lo que sucede en las páginas de esta Autobiografía de un esclavo, que escribió el cubano Juan Francisco Manzano en la primera mitad del siglo XIX. Nacido quizá en 1797 (la fecha es incierta), fue un mulato que tuvo que soportar unas condiciones de vida bastante duras (“Por la más leve maldad de muchacho me encerraban por veinticuatro horas en una carbonera sin tablas y sin nada con que taparme”, anota en la página 63); que quedó marcado físicamente por todas las tribulaciones que hubo de soportar (“Yo he atribuido mi pequeñez de estatura y la debilidad de mi naturaleza a la amarga vida que he traído desde los trece o catorce años. Siempre flaco, débil y extenuado”); y que no encuentra más exacto retrato de su situación que el que le proporciona la hipérbole (“No hallo un solo día que no esté marcado con algún percance lacrimoso para mí”).
En efecto, nos da cuenta de cómo fue metido en el cepo por cortar, para olerlas, unas hojas de geranio; cómo por la desaparición de un capón (de la que era inocente) se vio atacado por unos perros, que le mordieron y marcaron la cara; o cómo la señora marquesa, a cuyo servicio estaba, le dejó bien claro que incluso en el caso de que heredara o recibiera algún dinero éste le pertenecería a ella, puesto que así lo determinaba la ley isleña de entonces.
Una obra descarnada, triste, reveladora y contundente, que nos muestra muchas de las miserias de la esclavitud, una lacra que, en Cuba, no fue abolida de manera oficial hasta 1886 y que todavía persiste en algunos países.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Ya veo que hoy va a ser un día tonto, me he emocionado leyéndote 😢
He de leerlo.

Besitos 💋💋💋