Una novela de John Steinbeck, que versiona Rubén Darío (hijo)
para todos los lectores hispanos: Llama
viva (Editorial Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1951). Dice el propio autor
en el prefacio que es un “drama-novela corta”, y que es un género híbrido que permite
dar más detalles que el teatro, y que otorga a la narración la soltura de las
tablas. La verdad es que el experimento funciona muy bien.
Trata sobre Joe Saul, un trapecista cincuentón que no consigue
tener hijos con su joven esposa Mordeen, y que se obsesiona con esta
circunstancia (“Un hombre no puede borrar la línea de su sangre, no puede
romper el hilo de su inmortalidad”); y ella, para evitar que su marido ingrese
en una fase depresiva, se acuesta con el joven Víctor para concebir un hijo. En
el segundo acto, vemos que los protagonistas ya no trabajan en el trapecio,
sino que son granjeros, pero nombres y trama siguen igual: el embarazo va bien,
pero Víctor (joven ayudante de Joe Saul) se ha enamorado de Mordeen y quiere
huir con ella y con su hijo; ella ama a su marido y no hay manera de que
acepte. En el tercer acto, todo igual (los nombres y la acción), pero los
protagonistas son gentes que viven en el mar: culmina el embarazo, Víctor es
asesinado para que no enturbie el panorama, el bebé nace muerto y Joe Saul (que
ha descubierto en un análisis médico que es estéril) comprende el sacrificio de
su mujer y queda unido a ella por los vínculos indestructibles del amor.
Una novela hermosa, pero en la que no entiendo el cambio
“ambiental” que va de acto a acto. ¿Qué necesidad (psicológica, narrativa,
teatral) hay de inyectar esa mutación en la obra? Yo no veo ninguna que la
justifique, francamente. Pero esa decisión pertenecía por entero a John
Steinbeck, y me parece legítimo que haga lo que quiera. He leído la obra con
gusto, percibiendo su aroma lírico y terrible (hubo momentos en que me vino a
la memoria la Yerma de Federico García Lorca), y eso es lo que importa
al final.
“Son dos familias antiguas [...] y solamente dos. Payasos y
acróbatas. Los demás son recién llegados”. “Me disgusto con el tiempo cuando tú
estás ausente”. “Las dos grandes leyes: que uno debe vivir y que debe pasar esa
vida..., conducir el fuego y pasarlo".
1 comentario:
El omnibus perdido y La perla son las dos únicas obras de Steinbeck que he leído y la verdad, guardo el libro como oro en paño.
Tomo nota.
Feliz año nuevo 🎐🎉🎊🥂
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