Cuando uno ha redactado y publicado ya más de mil
quinientas reseñas sobre los libros que la vida o la fortuna le han ido
poniendo ante los ojos, tiende a desarrollar una cierta rutina en sus análisis:
subrayar lo más notable de los argumentos o del estilo, advertir la
consistencia o debilidad de los personajes, elogiar o denigrar el uso de
determinados mecanismos, deslizar referencias culturales o comparaciones con
otros autores, permitirse un guiño de humor o un zarpazo virulento...
Pero de vez en cuando se produce un milagro y
encontramos una obra que lo pone todo patas arriba y que nos deja más bien perplejos,
con los dedos suspendidos sobre el teclado y la mirada perdida. El volumen que
acabamos de terminar nos ha deslumbrado, ha disuelto todos nuestros esquemas y
nos obliga a reducirnos a la sencillez, al aplauso sin palabras, a ese tributo
que ya apenas dedicamos a dos o tres volúmenes anuales. Es el caso de Leche, de Marina Perezagua, publicado por
Los libros del lince en 2013.
En sus relatos conocemos a H., una persona afectada
por la explosión nuclear de Hiroshima, que se integra en el grupo de quienes “llevamos
la bomba dentro” (p.19); a Alba, una chica que decide acometer un fingimiento
espeluznante e iluminador; a la mujer que cuida abnegadamente el cuerpo quemado
de un hombre; a la joven que se enfrenta a su padre, víctima de un derrame,
quien la expulsó del hogar cuando ella apenas tenía 15 años; al hombre que se
adentra en el mar con una isla flotante de plástico; al profesor de matemáticas
que ejercita sus manos sobre el cuerpo de una adolescente, por un motivo
loable... Tantos y tantos seres sorprendidos desde un ángulo nuevo, con un
ritmo sintáctico que se revela distinto y que nos ofrecen fotogramas vitales y
emocionales que quedan flotando en la memoria cuando acabas su relato. Incluso
en los textos que, por su levedad, desentonan en el volumen (como “Blanquita”)
existe un aliento que los redime de la insignificancia.
Marina Perezagua ha llegado por sorpresa a mi
retina y a mi biblioteca; y creo que no va a irse en el futuro. Gracias por
devolverme la ilusión lectora.
1 comentario:
No sabía de su existencia y ahora me encantaría leerlo...
Yolanda ❤ ❤ ❤
Publicar un comentario