domingo, 18 de octubre de 2015

La verdadera



Harry Trellman, que vivió un buen período de su infancia en un orfanato, reside ahora en Chicago, donde se encuentra en estado de “semi-jubilación” tras haber dejado su empresa de importación de arte oriental prácticamente en manos de sus empleados. Mantiene una relación amistosa con el viejo multimillonario Sigmund Adletsky, quien incorpora a Trellman a su equipo de asesores. Todo es plácido para él, después de muchos años de trabajo y de hacerse un hueco en la complicada vida financiera norteamericana.
Pero el instante que se convertirá en un punto de inflexión en su vida vendrá cuando vuelva a encontrarse con Amy Wustrin, un amor de adolescencia que no ha podido olvidar durante todo este tiempo. Ella es decoradora de interiores, ha perdido a su esposo hace unos meses y, por caprichos del azar, sus caminos se cruzan. Ni siquiera los sucesos más turbios del pasado (su esposo consiguió el divorcio haciendo que fueran escuchadas en el juicio unas grabaciones de Amy gritando de placer mientras practicaba sexo con su amante) consiguen que Harry Trellman la vea de un modo distinto o se desengañe (“Miré la cara de Amy. Ninguna otra persona en la Tierra tenía rasgos como ésos. Eso era la cosa más asombrosa en la historia del mundo”).
Ahora, el señor Adletsky ha contratado a Amy para que tase el mobiliario de un edificio que piensa adquirir… y aprovecha la coyuntura para acercar los caminos de Harry y su antigua novia. Lo que ocurra a partir de ahí tendrá que decidirlo el Destino, con sus largos tentáculos invisibles.
Una obra tan corta como intensa, en la que hay pinceladas de humor, trazas de melancolía, agudos guiños sobre la mentalidad de los judíos y, sobre todo, la impresionante crónica de un amor que ha permanecido incólume durante más de treinta años en el corazón y al alma del protagonista, y que ha mediatizado y dirigido el sendero de su existencia.

Ahora que celebramos el primer centenario del nacimiento del canadiense Saul Bellow (1915-2005) podemos conectarnos a su obra con esta hermosa novelita publicada en 1997 y que fue, a la postre, una de sus últimas entregas.

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