Escrito y estrenado en 1921, el juguete cómico Dentro de un siglo, de Pedro Muñoz Seca, se construye sobre una idea tan simple como eficaz: la de imaginarse cómo será la ciudad de Madrid un siglo más tarde, cuando hayan triunfado las ideas de izquierda y se haya producido un cambio en las clases sociales. Así, nos encontramos en “Eureka”, una zapatería comunista en la cual trabaja como operario un antiguo duque, que debe mostrar sumisión ante un patrono más basto que unos calzoncillos de esparto. En el mundo laboral, las cosas han dado un giro brusquísimo, instaurándose la jornada de dos horas y cuarto y con un ritmo de trabajo que no estrese (“Los carteros no reparten al día más que once cartas cada uno”). Y en el mundo elegante de la nueva alta sociedad, los banquetes han experimentado una sensible alteración (“¡Vaya sopa de ajos, y vaya merluza a la vinagreta, y vaya morapio para rociarlo to!”). Un carbonero de Gibraltar ha sido nombrado embajador; los abogados se colocan en las esquinas ofreciéndose como repartidores; y un guarda de la Cibeles es el nuevo ministro de Marina. El gozo máximo consiste en no trabajar, porque lo importante es la felicidad y la holganza (“Aquí somos comunistas, y las alegrías de unos deben ser de todos”).
En suma, una pieza cómica, coyuntural y distraída, que no ha de tomarse más allá de lo que es: un divertimento.
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