Once
cuentos conforman este volumen que el coruñés Miguel Ángel Villar Pinto (nacido
en 1977) publicó con el sello Edimáter, de Sevilla. Y en cada uno de ellos se
esconde una enseñanza y un motivo para la reflexión de sus jóvenes lectores.
En
“El rey leñador” descubriremos que el precio que se paga por la prosperidad es,
en ocasiones, excesivo; “La estatua y su pedestal” es una bella y contundente
fábula ecológica, ambientada en una isla que sufre las amenazas de un volcán
iracundo; “Tonelcillo” fabula sobre cómo pudo ser la infancia del primer gran
comerciante de la Historia; “Dindán” supone una aproximación al mundo de los
duendes, que existen cuando soñamos y que se extinguen cuando perdemos las
fantasías e ilusiones (“Aunque los hombres lo ignoren, basta con que a los
sueños se les desprecie una sola noche para que el mundo se vuelva totalmente
gris”, p.48); “El problema de Gengar” es quizá el más endeble de todos los
relatos del volumen, y es presentado como un cuento de aprendizaje, donde se
nos pregonan las bondades de la moderación y la mesura; “Búho grande” es la
historia peculiar de un ser que, en medio de la incomprensión de quienes lo
rodean, deberá indagar y descubrir su propia identidad; “La pregunta del
emperador” se articula en torno a un monarca al que aturde la inacción de un
periodo de paz, que él mismo ha propiciado; “Iberto y la mala suerte” nos
resume la patética historia de un botarate irreflexivo, que construye su
desgracia a golpe de desidia, pero que culpa al mundo (es siempre la postura
más fácil) de su estado; “El pequeño Tinsú” se centra en la insensata
excavación que un visionario emprende, entre la rechifla de sus coetáneos, pero
que terminará siendo aceptada como genialidad laboriosa; “La princesa infeliz”
es el relato de alguien que no supo abalanzarse hacia el amor y que perdió por
ello toda esperanza de alcanzar la dicha y la plenitud; y “Elisa y los animales
del bosque” es la divertida narración (con moraleja) de una niña más bien
desaprensiva, que siembra el caos creyendo hacer el bien.
Lectura distraída para los 10-12 años.
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