domingo, 12 de mayo de 2024

Éter

 


Siempre me ha parecido una infundada osadía afirmar que existe (o que no existe) algo trascendente más allá de la muerte. No se trata de que no sepamos lo que acontece después, sino que no podemos estar seguros. El creyente se aferra a su fe positiva y el ateo se aferra a su fe negativa, pero ninguno de los dos puede saber si está en lo cierto: se limita a postular una hipótesis y recubrirla de mármol, para darle apariencia de solidez incontestable. Cada uno de ellos atesorará, como Fafner, cuantos “argumentos” le den la razón, cuantas paradojas lo auxilien o reconforten, cuantos interrogantes sean imposibles de contestar por “los otros” y que parezcan apoyar su tesis. Pero ninguno sabe.

En su reciente volumen Éter (publicado por la editorial Malas Artes después de haber resultado finalista en el VIII Certamen Malas Artes de Terror, Fantasía y Ciencia Ficción), el versátil y siempre convincente José Antonio Jiménez-Barbero aborda este tema “fronterizo” y el resultado es una novela de sólida textura y de magnífico desarrollo narrativo, donde descubriremos la existencia de una serie de personas que, dotadas con unos poderes psíquicos extraordinarios, sufren la presión de enfrentarse a unas misteriosas fuerzas oscuras que vienen desde el Otro Lado y que no dudan a la hora de emplear cualquier arma para conseguir sus propósitos: secuestros, torturas, experiencias científicas pavorosas, suplantación de cuerpos, manipulaciones mentales y otra porción de artimañas nauseabundas, que cada persona que lea la novela irá descubriendo con fascinación y horror, porque el autor de la obra es un maestro a la hora de crear atmósferas.

¿Que quedarán ustedes seducidos por la figura de Konstantin? Se lo garantizo. ¿Que se compadecerán por el destino que aguarda a Victoria? Ni lo duden. ¿Que sentirán la piel erizada en varios momentos de la narración? Por supuesto. ¿Que llorarán en las páginas finales? Probablemente.

Maestro del discurso y de los resortes narrativos, José Antonio Jiménez-Barbero vuelve a demostrar que no es un gran novelista de género, sino un gran novelista. Sin etiquetas restrictivas. Un gran novelista. Súmense al círculo de sus adeptos.

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