Realizo
mi primera aproximación a la narrativa (subyugante) de la sueca Selma Lagerlöf,
quien en 1909 se convirtió en la primera mujer reconocida con el premio Nobel
de Literatura. Se trata de La leyenda de una casa solariega, que traduce
Elda García-Posada para el sello Funambulista y que nos presenta una historia
donde fantasía, amor y música se alían para conformar un argumento mágico: el
joven Gunnar Hede, que pertenece a una rica estirpe de terratenientes, cambiará
de vida cuando, informado por su amigo Alin sobre las penurias secretas que
afectan a su familia, decide concentrarse en los estudios para conseguir un
trabajo con el que ganarse la vida. Eso lo obliga a distanciarse del violín, su
instrumento preferido. Este vuelco en su rutina lo conducirá a la locura. Del
otro lado, tenemos a Ingrid, una joven soñadora y que, tras sufrir una
experiencia traumática (están a punto de enterrarla viva), ve cómo su
existencia se vincula con la de Gunnar de una manera sorprendente.
Permítanme
que no les resuma más de este libro, pero permítanme también que los invite a
sumergirse en su delicadísima prosa, llena de originalidad, ritmo y elegancia;
y que llame su atención sobre la manera sinuosa y firme con la que Selma
Lagerlöf nos invita a pasear por el alma de sus personajes, quienes se
convierten en bosques, en laberintos, en pasillos oscuros, en ríos que fluyen
ante nuestros ojos y se adentran en cuevas fresquísimas. Por fin, música y amor
unirán sus senderos hasta llevarnos a un final delicioso, que tardarán mucho
tiempo en olvidar.
Tengo que conseguir más libros de esta autora.
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