jueves, 8 de junio de 2023

Futuros peligrosos

 


Mal cuerpo. Creo que son las dos palabras que mejor definen el estado en que me encuentro tras terminar la lectura de Futuros peligrosos, de Elia Barceló. Y no se trata de una crítica negativa, ni de un reproche a la autora: es evidente que ese propósito se encontraba entre las prioridades de su trabajo. Habitualmente, cuando alguien me pregunta qué entiendo por un buen libro, suelo responder que en mi opinión se trata de aquella obra que consigue el objetivo perseguido por quien lo ha escrito: si intentaba darnos miedo y nos lo da, si trata de llevarnos a las lágrimas y lo consigue, si se marcaba como meta hacernos sufrir y lo hace. En Futuros peligrosos, la escritora alicantina (lo juzgo evidente) trataba de remover nuestro interior, inquietarnos con las posibilidades más oscuras del porvenir y la asechanza de sus peores pesadillas. El objetivo, desde luego, se cumple con gran eficacia, porque Elia Barceló es una narradora de solidísimo pulso: sabe activar siempre los mejores recursos para conseguir sus propósitos.

Imaginemos por un momento que fuera posible disponer de unos seres que, en apariencia todopoderosos, fueran capaces de satisfacer todos nuestros caprichos, del tipo que sean; imaginemos que la empresa que estudia nuestra contratación estuviera facultada para recabar datos de cámaras urbanas, redes sociales y correos electrónicos no encriptados, con el fin de conocernos más; imaginemos que la vigilancia de nuestra salud llegara a los extremos de prohibir el tabaco, el alcohol, los azúcares, las grasas y otros peligros, convirtiéndonos en grises seres longevos, macerados por la languidez; imaginemos que la ingeniería genética nos permitiera disponer de un cuerpo más joven y sano que el nuestro, usurpándolo a su legítimo propietario; imaginemos que la clonación activase un protocolo, en virtud del cual dispusiéramos de “recambios” para no morir del todo; o, en fin, imaginemos (y con ese relato vomitivo y perturbador se cierra el volumen) que se crease un programa televisivo donde los inmigrantes que llegan en pateras se convirtiesen en protagonistas de una cacería humana, cuyo premio consiste en la obtención de un contrato de trabajo para el superviviente.

Para estómagos fuertes y para mentes dispuestas a llegar al límite.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Entiendo, Rubén, que es un libro de relatos dado que hablas de un "relato vomitivo que cierra el volumen". Fíjate que, creo, que no he leído nada de Elia Barceló y eso que me he encontrado muchas reseñas de obras suyas. A ver si pongo remedio a esto.
Un fuerte abrazo