En
1981 apareció, con gran explosión mediática a su alrededor, la novela Crónica
de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez (quien ganaría el premio
Nobel al año siguiente); pero en 1974 ya había sido publicada la novela El
honor perdido de Katharina Blum, del colonés Heinrich Böll, quien había
obtenido idéntico galardón dos años antes. Conecto ambos libros por una razón
poderosa: porque, siendo muy similar el “espíritu” que los mueve (la
reconstrucción de un homicidio a base de narrar sus acciones hacia adelante y
hacia atrás, desmontando el orden cronológico en forma de piezas de un puzle),
es justo indicar que la obra del alemán es previa.
Efectuada
esa precisión, indiquemos algo más sobre la historia de Katharina. Se trata de
una empleada del hogar a quien, de pronto, todo se le pone patas arriba en su
vida: por sorpresa (tiene fama de ser austera y algo rígida, hasta el punto de
que muchos la conocen como “La monja”), ha dedicado toda una tarde de fiesta a
bailar afectuosamente con un hombre llamado Ludwig Götten; y después se ha
descubierto que este sujeto, acusado de varios delitos bastante graves, estuvo
en la vivienda de Katharina, de donde se fugó de modo misterioso pese a que
todas las entradas del edificio estaban vigiladas por la policía. De súbito,
ella ha pasado a ser “cómplice” de un delincuente, y el PERIÓDICO (así lo
menciona siempre el novelista alemán, con unas mayúsculas entre irónicas y
señaladoras) decide convertirla desde ese momento en objetivo de sus sospechas,
asechanzas y hasta persecuciones: indagan en su vida privada, lanzan todo tipo
de rumores sobre su orientación política y su honradez personal, agobian a su
madre (que se encuentra hospitalizada después de una grave intervención
quirúrgica)… Ese asedio llega a un nivel tan sofocante que Katharina, pese a su
timidez, decide ponerle freno de una forma urgente y expeditiva.
Crítica durísima e inequívoca a los excesos intimidatorios de la prensa (que puede convertirse en persecución aniquiladora), El honor perdido de Katharina Blum es una novela de estructura perfecta y de avance riguroso, gélidamente inapelable y exquisitamente literaria. Me ha fascinado la meticulosidad del lenguaje de Böll y la manera en que sus personajes también se mueven en una atmósfera de rigor semántico y de emociones perfiladísimas. Repetiré con este novelista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario