viernes, 25 de febrero de 2022

Se ha borrado el mundo

 


He leído algunos textos escritos con motivo de la pandemia de covid que nos ha golpeado desde principios de 2020, y reconozco que, admirado por algunos de ellos (Muñoz Molina) y decepcionado por otros (aquí permítanme que omita nombres), sentía curiosidad por ver cuál era la reacción literaria de algunas personas de mi entorno más cercano. Una de esas personas es Juan Francisco Vivo, poeta de Pliego, del que acabo de terminar su breve volumen Se ha borrado el mundo (Aliar Ediciones), una obra donde mezcla prosa y verso y donde se enfrenta a los grandes interrogantes de la vida, el tiempo y el ser humano. Ave enjaulada, el poeta se aferra a las argollas de la poesía (Gelman, Valente, Blas de Otero), de la prosa (Pizarnik, Kerouac, Cervantes), del teatro (Calderón), de la música (Aute, jazz); pero también a otras argollas mucho más próximas, como su mujer o su hijo, como el espacio cálido de su hogar, como el silencio hondo de la reflexión.

Toda la tensión, toda la incertidumbre, todos los gritos, todas las lágrimas de aquellos (de estos) meses terribles, inesperados y agrios quedan convertidos aquí en palabras para el futuro, en preguntas líricas donde se quiebra la voz, pero no el tono.

Éste era el libro que esperábamos de Juan Francisco Vivo. Ya lo tenemos.

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