jueves, 10 de febrero de 2022

Las cosas del tiempo


En ocasiones, la plenitud puede manifestarse en acciones tan pequeñas, tan leves y diminutas, que expresarlas con palabras resulta complicado. Pero entonces se manifiesta el poeta, y nos dice que fuera, en el jardín, se expande el intenso aroma del galán de noche; que es suficiente con salir, respirar su pureza y después volver a entrar en casa, cerrando despacio la puerta. ¿Se dan cuenta? Ya está. En esa escena de elemental simplicidad se esconde (y reina) el esplendor del sentir poético. Y quien nos lo dice, en una de las composiciones iniciales de su libro Las cosas del tiempo, es Antonio Parra Pujante.

De su mano podemos caminar por este huerto de instantes, por este paisaje de primaveras e inviernos, donde la luna es un gajo maduro de naranja, el té humea en la mesa, la música exterior se atenúa y finalmente se duerme, Penélope espera sin esperanza a Ulises en un zaguán sombreado de Mikonos, la amada barnizada de años ignora que sus arrugas son tiempo hermoso y vivo, y un Gil de Biedma crepuscular observa o imagina el viejo Cadillac rojo de sus padres. Después cae la tarde sobre la herrumbre de la historia.

Poeta de silencios insinuados y de insinuaciones casi silenciosas, Antonio Parra nos deja entre los dedos del corazón estos poemas pequeños, gorrionales, que nos dejan meditando sobre el tiempo, esa marejada que nos sacude, ese viento que nos zarandea, esa niebla que nos empapa y que finalmente nos borra. Y junto a esa guadaña fugitiva se yergue el espectador sereno, que bebe, observa, reflexiona y ama: cuatro escudos inexpugnables.

Un libro tenue y bellísimo.

2 comentarios:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

"Poeta de silencios insinuados y de insinuaciones casi silenciosas..." Si el autor es capaz de escribir cosas tan maravillosas como las que tú dices de él, ni me lo pienso.

Besos 💋💋💋

Juan Carlos dijo...

Como te dice Yolanda de "El gato trotero" si Antonio Parra es capaz de decir cosas tan hermosas como 'la amada barnizada de años' o 'cae la tarde sobre la herrumbre de la historia' es cosa de no pensárselo mucho. Tomo nota de poeta y obra.
Muchas gracias, Rubén