No sé si la autora se mostrará conforme con mi impresión. No
sé tampoco si lo harán los posibles especialistas en poesía que tengan la
curiosidad amable de leer estas líneas. Pero yo creo que un libro de haikus es
lo más parecido a un Louvre del corazón. Y no lo digo como punto de partida
para construir frases aparatosas o bonitas a partir de esa idea, sino como la
conclusión a la que he llegado después de leer un buen número de ellos. En cada
haiku, si su espíritu es honesto y renuncia a las meras trampas de la eufonía,
reside un espacio diminuto de belleza, una condensación de silencio, un cosmos
de sabiduría humilde. Y lo más inteligente que se puede hacer cuando se lee cualquiera
de esos diamantes líricos es concentrarse en su aleph de hermosura, dejarlo que
nos recorra por dentro, permitirle que nos empape y que nos transmita su honda
música callada. Por eso comparo todo gran volumen de haikus con las pinacotecas:
porque no resulta inteligente avanzar pos sus salas con rapidez, desplazando
los ojos de cuadro en cuadro, saltando de Monet a Rembrandt, de Da Vinci a
Delacroix, de Caravaggio a Vermeer, como si quisiéramos llegar pronto a la
puerta de salida. Cada lienzo (cada haiku) nos pide atención y pausa; y si
somos capaces de concedérselas, nos dejará su impronta para siempre.
En el libro 12 meses, que el sello La Fea Burguesía le publicó a Carmen Martínez Marín en 2020, todo lo anteriormente anotado adquiere unas dimensiones de prodigio. Con delicada ceremonia, la escritora va miniando cada verso, cada arista de sonido, cada tono cromático; y el resultado es embriagador. Hasta el punto de que, cerrado el tomo, no se sabe muy bien si está compuesto por hojas (como el resto de libros) o por pétalos. Como “el mundo está lleno de intemperie” (p.73), merece la pena que entren y hagan la prueba.
1 comentario:
Enormemente agradecida. Tus palabras en la reseña sobre mi libro "12 Meses" me han emocionado.
Así que con tu permiso me las llevo a mi cuaderno y las publicaré en mi blog. De todas las reseñas que he recibido de amigos y conocidos, ninguna me había llegado tanto como la tuya.
De nuevo gracias, Rubén
Un besico
Carmen Martínez Marín.
Publicar un comentario