Intento adentrarme en una novela de Dylan Thomas que se titula
Con distinta piel; y reconozco que la
experiencia me resulta empinada y ardua. El escritor nos pone aquí ante los
ojos la delirante aventura londinense de Samuel Bennett, un chico de unos veinte
años que se va de su casa y comienza a vivir un conjunto de experiencias
anonadantes: conversaciones anómalas con gentes desconocidas, un dedo que se le
queda incrustado en el cuello de una botella, una borrachera con agua de
colonia, un paseo enloquecido bajo la lluvia, la expulsión ignominiosa de un
antro en el que todos beben y bailan como si hubieran perdido la cabeza, etc.
Y al final, cuando he cerrado el volumen, me he encogido de
hombros y no he sabido exactamente qué decir de la obra. Puede ser que el
defecto sea mío: no me atrevería a descartarlo como posibilidad. Pero lo cierto
es que no he conseguido hacerme con los “resortes psicológicos” del narrador ni
de sus personajes; y eso me ha llevado a no encontrar demasiadas felicidades en
la experiencia lectora. El ambiente de alucinación en el que todos parecen
chapotear se me ha figurado del todo punto impenetrable. Hay un instante en que
se lee esta frase en el libro: “Deben de estar pasando cosas en todas partes,
excepto donde uno está”. Así me he sentido yo en la novela.
No sé si probaré con otra obra de este autor.
1 comentario:
Debo reconocer que solamente he leído una obra suya y algunos poemas sueltos, "Bajo el bosque lácteo", y por eso he de reconocer también que llegue a ella por la película de Burton y Taylor... Y como la película si me gusta, el libro no me disgustó, pero mi opinión hacia el autor se queda ahí en ese poquito que he leído.
Besos 💋💋💋
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