Todos nos hemos interrogado alguna vez sobre las
peculiaridades del azar y sobre su actuación y presencia en nuestra vida. ¿Qué
porcentaje de cuanto somos está ocasionado por lo arbitrario? Basta que
detengamos el pensamiento durante unos minutos en esa pregunta para que
comencemos a detectar los hilos (que pronto se abrazan formando cuerdas, y
finalmente devienen maromas) del azar, fabricando nuestro origen, nuestro
sendero y acaso nuestro futuro. Aquel día en que nuestra abuela decidió entrar
en la tienda donde conoció a su futuro marido fue determinante para que
nosotros estemos ahora leyendo estas palabras. La casualidad hizo que nuestro
padre fuera destinado a hacer el servicio militar en el pueblo donde terminaría
encontrando a nuestra madre. La extracción de aquella bolita en las oposiciones
hizo que aprobásemos y pudiéramos casarnos por fin. Seguro que todos disponemos
de infinidad de ejemplos similares, ante los que no sabemos si sonreír, pensar
en Dios, inquietarnos o, simplemente, quedar en silencio.
El escritor Fernando Palazuelos recopila en su volumen Geometría del azar (que publica hermosamente Baile del Sol) un ramillete de historias familiares que, unidas a un glorioso conjunto de citas extraídas de libros (poéticos y filosóficos), nos permiten pasear por terrenos llenos de asombro y sentido del humor: un imposible pero certero lanzamiento de tomate ocurrido en su infancia; un lapsus telefónico que adquiere dimensiones sorprendentes años más tarde; la casualidad de conocer a Fernando Iwasaki y descubrir que su prima y él fueron novios, mil años antes; el amigo que nació en un barco llamado Marchamalo y terminó casándose y viviendo en un pueblo del mismo nombre; viejas fotografías que, de modo casi fantástico, terminan mostrando a personas claves de su ayer… Y todo ello servido con una prosa elegante, convincente y bella, que convierte la aventura de leer este libro en un auténtico placer.
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