Encabezado por un prólogo magnífico de Juan Manuel de Prada
(pórtico de la gloria para un libro glorioso), este volumen del injustamente
olvidado Rafael Cansinos Assens es el libro que todo escritor auténtico debería
leer y meditar en profundidad, porque en él se habla del sacrificio creativo,
de la fama, de los premios literarios, del envanecimiento, de la soberbia, del
futuro y del fracaso.
Si se consulta la solapa descubriremos que el tomo fue
redactado cuando Cansinos apenas rozaba los 36 años, y es asombroso que llegase
a escribir un volumen tan maduro, tan sensato, tan lleno de conformidad y
sabiduría, a edad tan temprana. O quizá no lo sea tanto, porque basta mirar
cualquier fotografía de este autor (no importa la edad en que se tomase) para
descubrir en ella mucho cansancio de ojos, mucha fatiga y mucha amargura de
derrota.
Este libro parece un testamento biográfico, una tierna poética
de la nostalgia y de la languidez, un volumen apacible en esencia, pero
destructor e inquietante por su contenido, como la verde simetría de un áspid.
Este es un libro que ennoblecerá a quien tenga el buen gusto y la inteligencia
de leerlo, puesto que es, como decía Baudelaire que debía ser el arte, sublime
sin interrupción. Es un libro bello, tremendamente bello; y doloroso,
tremendamente doloroso, porque en él se maceran la esperanza y la fe con el
siniestro aceite de la desilusión.
Anoto algunas de las frases que he subrayado en el volumen: “La fama póstuma, ornamento de los sepulcros”, “El descubrimiento de un enemigo es un descubrimiento doloroso”, “Nada serio puede hacerse sin dolor”, “Sólo nuestra alma habrá de juzgarnos”.
1 comentario:
¿Sabes que ocurre? Qué estoy en un momento de hastío y aburrimiento total, o me tienta una obra realmente atrayente o prefiero mirar por la ventana 🙄😁
No me tienta chico, no me tienta.
Un beso.
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