martes, 23 de junio de 2020

Ouija




Dicen los expertos (y seguramente lo corroborarían algunos de los miles de adolescentes que han manipulado ese instrumento durante décadas) que la ouija es un método asombroso para conseguir que los espíritus puedan entablar un diálogo deletreado con nosotros. Ese mecanismo de comunicación entre vivientes y fantasmas (que la Real Academia prefiere castellanizar con el feo palabro de “güija”) es utilizado por el poeta mexicano Raciel Quirino con un sentido diferente: permitir que dialoguemos con nuestro propio ayer, esa zona vaporosa y ya perdida que, sin embargo, sigue flotando en nuestra memoria, en nuestro corazón, en nuestro cerebro. Ya no respiran algunas de las personas que nos acompañaron, ya no existen (o no son iguales) los paisajes que entonces contemplamos, ya no nos atenazan los miedos o las amarguras de entonces; pero mediante la ouija lírica podemos revisitar esa zona pretérita; y, por tanto, revisitarnos a nosotros mismos.
En estas páginas, que edita el sello Liliputienses, intuimos un torrente poderoso y subterráneo de dolores, traumas y cansancios, de imágenes inconexas (o que se resuelven con una sintaxis delirante); un burbujeo de lágrimas represadas, que no se deciden a salir, pero tampoco a desaparecer.
Instalado en la duda, en ese limo desagradable donde las certezas no existen, el poeta encabeza todas sus composiciones con un rótulo interrogativo, que nos va insinuando el camino de la interpretación y el oculto retumbar de los tambores (porque ignoramos cuánto tienen de preguntas y cuánto de gritos oscuros): ¿Eres realmente quien dices ser? ¿Por qué sigues en este plano de existencia? ¿Te hicieron algún daño? ¿Tuviste oportunidades de ser feliz? ¿Recuerdas el momento de morir? ¿Tienes algún mensaje para mí? ¿Quiénes son mis verdaderos amigos? ¿Estoy con la persona correcta? ¿Cuál es el sentido de mi vida?
Nunca podremos estar seguros de dónde procederían las mejores respuestas: la religión, la poesía o los espejos. Tal vez la ouija nos ayude.

2 comentarios:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Yo me quedo con la poesía, la religión no me da respuestas sino afirmaciones y los espejos...solo tengo uno y tengo mucho cuidado hacia donde está orientado 🤔😅💋

Sam Zara dijo...

Una poesía de ultratumba.